La esperada Semana grande de los cristianos, llama a la puerta de la capital gaditana cuando desde la calle Sagasta de Cádiz, suenan los primeros compases de esa noble armonía que se irá componiendo durante los próximos diez días; los días más bonitos del año. Y es que aunque sea necesario pellizcarse para creerlo, el Viernes de Dolores abrió sus brazos de par en par, se alza la Semana Santa de las vísperas por las calles de una ciudad pletórica, ansiosa por revivir la pasión a través de sus hermandades.
Era poco después de las seis y media de la tarde y la calle Sagasta ya estaba atestada de un público ansioso por inaugurar la tradición más respetada de la tacita de plata. Desde media hora antes, ya había gente agolpada en las puertas de San Lorenzo. El sol tímidamente presente y el ocaso pasando de puntillas por tejados y cornisas. El cielo era blanquecino, aunque sin riesgos de agua. Sonaban gaviotas, golondrinas juguetonas y los bares del entorno ya olían la fragancia de los buenos meses de la primavera. Iban llegando los penitentes a la parroquia, entregaban su control por la pequeña puerta lateral y el bullicio crecía por minutos.
A las 19.00 horas se abrían por fin las puertas, y la cruz de guía flanqueada por faroles de la hermandad de Servitas, echaba a andar pausadamente por el último tramo de Sagasta buscando el giro con Hospital de Mujeres. Se hizo el silencio en la estrecha callejuela y solo una voz -la de de Julio Reyeros-, se oía dando órdenes a sus hombres para acometer una maniobra francamente complicada.
Una vecino se emocionaba en la primera fila y de manera espontanea entonaba una saeta. Luego, sonaba el Himno Nacional y una vez concluida la maniobra, comenzaba a avanzar el palio negro y oro de la genovesa Virgen de Dolores de Servitas.
Tambores destemplados, las marchas Ecce-Homo de Eduardo Escobar, Amarguras de Font de Anta o la marcha fúnebre de Chopin, fueron acompañando a la Señora en su discurrir por Hospital de Mujeres, Plaza la Libertad, Plaza Topete, Compañía, Plaza de Pío XII, Arquitecto Acero, hasta su llegada a la Catedral de Cádiz, donde realizó la Estación de Penitencia en torno a las 20.45 horas que llegó la Cruz de Guía.
La Virgen iba exornada con unas rosas color champán con las que formaban las tradicionales piñas salomónicas, tanto en las jarras delanteras como en las laterales. Comenzó a ganar metros el palio, y en una de las partes donde rompe la marcha del maestro Escobar, sonó un “¡Viva la Virgen de los Dolores!” desde el interior del paso, a lo que el resto de la cuadrilla respondió con otro sentido ¡Viva! de admiración y emoción contenida.
Un poco antes de las 21.00 horas, entró el cortejo en el interior de la Santa Iglesia catedral por la puerta de Arquitecto Acero y en poco más de media hora volvió a salir, en esta ocasión por la puerta principal, buscando la carrera oficial; Plaza Catedral, Compañía, Santiago, Plaza Candelaria, Montañés, Plaza Palillero, Novena, Ancha, Sagasta (izq), a su Templo. Uno de los momentos más emocionantes se produjo cuando la cuadrilla de José Julio Reyeros acometía la maniobra con el palio por el túnel de la calle Compañía bajo los sones de la marcha Desamparo de Germán Álvarez Beigbeder. La noche fue cayendo e hizo su aparición el frío, aunque un frío sin presagios de vientos que pudieran hacernos pensar en lluvia al menos en la jornada del viernes. Otra cosa será lo que ocurra de cara a los próximos días pues, la incertidumbre vuelve a cobrar protagonismo.
En la Calle Montañés, la hermandad hizo una visita a sus madrinas de coronación en el convento de las hermanas concepcionistas. Allí se vivieron momentos emotivos que nos hicieron recordar aquella coronación canoníca vivida en Cádiz en Septiembre del año 2011.
Otro de los momentos álgidos de la noche se vivió en la calle Sagasta ya de recogida. Sonaba tras el palio Soledad, por la banda de Música Maestro Tejera de Sevilla. El paso sobrio pero con mucho compás fue superando los últimos metros del recorrido y el publico casi que no dejaba avanzar al palio. Silencio y respeto en todo momento. Una saeta, bulla delante de la virgen y muchas ganas de Semana Santa. Así se cerraba una jornada en la que la virgen quiso entrar de frente, es decir, dando la espalda al público mientras el himno nacional ponía el colofón de la jornada.
Breve reseña histórica: La Orden Servita tiene su origen en Florencia, donde siete caballeros, el Viernes Santo de 1233, deciden crear una fundación para meditar sobre el dolor de María y la pasión de Cristo. El Papa Inocencio IV aprueba las primeras constituciones de la Orden Terciaria de Siervos de María en 1242, con tres facciones: dos religiosas y una seglar, siendo de esta última de donde brotan filiales por todo el mundo. A Cádiz llega Bula de fundación de la Orden Tercera con fecha de 12 de marzo de 1727.
Imagen: La talla de la Virgen de los Dolores se atribuye a la escuela genovesa del siglo XVIII, desconociéndose a la fecha su autor.
Prior de la Fraternidad: Hermano profeso Rafael Guerrero Pinedo.
Capataz: José Julio Reyeros Cánovas.
Hábito: Túnica negra con escapulario y antifaz del mismo color.
Sede Canónica: Parroquia de San Lorenzo Mártir. Un paso.