Quien visita Almería sabe bien que si pide una cerveza para combatir el calor del sol que nunca abandona esta provincia tiene premio, un regalo en forma de tapa que le permite degustar los productos del mar Mediterráneo, de la huerta bajo plástico almeriense y también las carnes de la sierra. Todo en apenas unos pasos.
Y es que Almería es tierra de tapas y presume de ser “cuna” de las mismas. De los bares con planchas que no se apagaban en todo el día para cocinar jibias o gambas; o aquellos con los famosos pinchitos morunos, las bravas o las patatas a lo pobre, o las ineludibles migas de los días lluviosos, se ha pasado ahora a un modelo en el que conviven estas tapas de cortesía con otras más elaboradas.
“A Almería nos han copiado muchos otros lugares ese referente que tenemos internacionalmente con la tapa para poder degustar nuestros productos. Por eso digo que creo que es la cuna de la tapa realmente”, afirma en declaraciones a EFE el presidente de la Asociación Provincial Empresarios de Hostelería de Almería (ASHAL), Pedro Sánchez-Fortún, duelo de la Bodega Las Botas.
“Normalmente las tapas han estado incluidas en el precio de la bebida, eran unas tapas de cortesía (…) Como el consumo ha ido evolucionando a lo largo de estos años, pues la tapa no ha sido menos (…) Seguimos ofreciendo esa tapa de cortesía pero hemos incrementado nuestra oferta con tapas un poquito más elaboradas y un poquito más de producto de calidad y poder ofrecer un pequeño bocado con un pequeño incremento de precio sobre el de la bebida”, apunta.
Con todo, para el hostelero “sigue siendo una forma de degustar y de disfrutar de la gastronomía con un precio bastante contenido”.
Un punto de inflexión en este sentido fue el año 2019, en el que Almería ostento el título de Capital Española de la Gastronomía. “Pusimos en valor precisamente todo ese producto de kilómetro cero llevado a nuestros platos de forma en miniatura, precisamente con esas tapas de cortesía y con muchas otras tapas que evolucionaron precisamente por ser Capital de la Gastronomía”, dice.
Preguntado por tapas imprescindibles, el empresario apuesta por un cazón en adobo, unos boquerones fritos o un pincho, dentro de la rama más tradicional, y sugiere otras más elaboradas como una flor de alcachofa con bacalao gratinada al horno o una carrillada de cerdo ibérico con cuscús.
La tapa sigue evolucionando y a las nuevas tendencias en el consumo se une también el incremento de los costes de producción o gastos como la electricidad. Algo que, advierte Sánchez-Fortún, hace necesario dar “una vuelta” al modelo de la tapa. “Es una identidad que tenemos en nuestro ADN, que no la vamos a perder aunque evolucione a otras formas de concebir la tapa”, precisa.
“Los clientes al final tendrán que ir viendo cómo va evolucionando esa tapa y tienen que entender al final que esas tradicionales tapas de morcilla, tocineta, que se ofrecían antiguamente han evolucionado a un producto más atractivo, de más calidad y bastante más elaborado”, apostilla.
Mientras, el buen tiempo de Almería ayuda a que las terrazas sigan siendo un hervidero de personas que se reúnen con sus seres queridos alrededor de estos platillos. Personas como Silvia, que disfruta de un pulpo con alioli en la bodega El Quinto Toro y asegura que ésta es una forma de “probar cosas distintas, variadas y que están muy buenas”.
“Me gustan mucho las tapas de pescado. Aquí me gusta la ensaladilla rusa. Pero me gusta todo. Y lo bueno es que viene con la bebida”, incide esta consumidora.
Quien también ha podido probar las tapas almerienses es la actriz Aura Garrido, que graba en Almería la película ‘Amanece’. “Son una maravilla. Estoy encantada, es increíble. Además, para mí, que vengo de Madrid es muy diferente el concepto tapa de pides una cerveza y te ponen una tapa. En Madrid son unas aceitunitas o unos frutos secos, y aquí te ponen un plato”, afirma.
“La gastronomía de Almería es una maravilla. Estoy muy fascinada. Nos encantó a Iria (del Río) y a mí descubrir el otro día los chérigan, el nombre de chérigan de dónde viene, que estuvimos buscando, me parece de un sentido del humor maravilloso”, añade.
Precisamente, el chérigan, una fina rebanada de pan tostado con una base de alioli, tomate o ajoblanco y otro ingrediente, es un imprescindible en las cartas de los bares almerienses. Una tapa que debe su nombre a su supuesto creador, un trabajador del Parrilla Colón apodado ‘sheriff’.