Es curiosa la falta de conciencia que se tiene en este confuso gobierno en el que a día de hoy, con una inflación sin precedentes, con subidas de precios en carburantes y energías que nos ahogan, gastan 1,2 millones de euros en nuevos móviles a costa de todos los ciudadanos. Da la sensación de que nuestro Congreso vive ajeno a la realidad social por la que están pasando las familias que residen en España.  

En la actualidad, y como mencionaba la pasada semana, este país cerró 2021 con un 21,7% de sus habitantes en riesgo de pobreza y se espera un mayor porcentaje en los últimos años. Los gastos derivados de la pandemia, y ahora con la guerra de Ucrania, siguen influyendo para que aumenten los precios generando una de las peores etapas de las últimas décadas, y aún así, de puertas para dentro de nuestro Congreso la vida sigue de forma paralela a un nivel desorbitado en el que enormes sueldos, dietas, coches oficiales, asistencia a plenos, y ahora renovación de móviles, dan esa visión tan distorsionada de las circunstancias.

Los políticos deberían ser modelos referenciales para los ciudadanos, personas comprometidas, coherentes y cercanas a las problemáticas sociales: “sentir el hambre y compartir el dolor”, asumiendo los cambios existentes que la propia vida trae. Es imposible justificar estos miles de euros cuando existen tantas familias que siguen dependiendo de bancos de alimentos, comedores y asociaciones sociales por no llegar ni a principio de mes.

Está claro que nuestros dirigentes están en otros niveles y es en estos momentos de necesidad, de aportar y arrimar el hombro, donde se puede verificar la verdadera esencia de todos y cada uno de ellos, que retratan sus verdaderos intereses con acciones de esta índole.