Las personas se sienten incómodas ante el hecho de tener que hacerse un examen y autoevaluarse
El autoconocimiento, como terapia personal, se está poniendo de moda, aunque hace siglos, el filósofo griego Tales de Mileto hacía referencia al hecho de conocerse a uno mismo. También en el templo de Delfos aparecía escrita la frase ‘conócete a ti mismo’.
Aunque es claro, por lógica, que conocerse a uno mismo supone grandes ventajas al permitirnos maximizar nuestras virtudes y minimizar los defectos. Por norma general, las personas se sienten incómodas ante el hecho de tener que hacerse un examen y autoevaluarse. No somos capaces de realizar y soportar un juicio crítico y objetivo de nosotros mismos.
En el proceso de autoconocimiento, la parte más complicada de procesar es la relacionada con los sentimientos. Sobre todo porque solemos achacar nuestras frustraciones a causas externas cuando, en muchas ocasiones, se trata de temores y debilidades que parten de lo más profundo de nosotros.
Nunca más cierto aquello de que no podemos convivir con los demás hasta que no somos capaces de soportarnos a nosotros mismos.
Hay emociones y sentimientos que se exteriorizan libremente en la sociedad occidental (los orientales son más reservados en este aspecto). Estos sentimientos son fáciles de reconocer y de mejorar. Sin embargo, hay otros que no se exteriorizan por temor, por pudor, por tabúes aprendidos, etc. Estos son los más importantes pues suelen definir la personalidad del individuo y aportan una información mayor sobre cómo somos.
Por otro lado, en el profundo ejercicio de la introspección y del autoconocimiento, se puede caer en el error de sobrevalorar lo negativo, cayendo en una baja autoestima.
Es importante saber encontrar nuestros aspectos positivos. Para ello es bueno contar con la opinión de los más cercanos, especialmente de los que más nos quieren (ni que decir tiene que la mejor crítica es la de la propia abuela).
En definitiva, que conocerse es imprescindible para evolucionar y llegar a ser mejores personas. Para esto también hay entrenamiento especializado. Es el coaching. Conocerse es aprender a quererse y permitir, así, una capacitación necesaria para poder querer a los demás.