Es increíble que un término tan insultante como la palabra minusválidos haya permanecido en nuestra legislación durante tantos años hasta que apareció en el BOE de 17-02-2024 la reforma del artículo 49 de la Constitución Española, de 15 de febrero de 2024 que modificaba la expresión disminuidos físicos por persona con discapacidad.
Antes de la reforma, el citado artículo 49 decía que: “
Los poderes públicos realizarán una política de previsión, tratamiento, rehabilitación e integración de los disminuidos físicos, sensoriales y psíquicos, a los que prestarán la atención especializada que requieran y los ampararán especialmente para el disfrute de los derechos que este Título otorga a todos los ciudadanos”.
La reforma de este artículo trasnochado, dice ahora lo siguiente:
Artículo 49 '1. Las personas con discapacidad ejercen los derechos previstos en este Título en condiciones de libertad e igualdad reales y efectivas. Se regulará por ley la protección especial que sea necesaria para dicho ejercicio. Y en su apartado 2. Los poderes públicos impulsarán las políticas que garanticen la plena autonomía personal y la inclusión social de las personas con discapacidad, en entornos universalmente accesibles. Asimismo, fomentarán la participación de sus organizaciones, en los términos que la ley establezca. Se atenderán particularmente las necesidades específicas de las mujeres y los menores con discapacidad”.
En su Disposición final única dice que:
“La presente reforma del artículo 49 de la Constitución Española entrará en vigor el mismo día de la publicación de su texto oficial en el “Boletín Oficial del Estado”. Se publicará también en las demás lenguas de España.
Esta reforma ha venido a impartir justicia a las personas con discapacidad, porque no solamente les otorga ese derecho, sino que obliga a las administraciones públicas a que realicen políticas de igualdad y a garantizarles la plena autonomía personal y la inclusión social en entornos universalmente accesibles. Y otra cosa muy importante es que pone los pilares básicos para que se atienda las necesidades específicas de las mujeres y los menores con discapacidad.
Ahora toca que todo eso no quede en papel mojado y se desarrollen los apartados mediante otras leyes ordinarias. Y además, todos conocen que las leyes nacen, en principio, con vocación de servicio para la consecución de sus fines. Pero necesitan presupuesto, es decir, dinero. Sin dinero no hay nada de nada y todo queda en papel mojado. Y en España tenemos ejemplos claros de leyes nacidas sin consignación presupuestaria que no llegan a nada.
Cuando digo administraciones públicas me refiero no solo al Estado, sino a las comunidades autónomas, diputaciones y a los ayuntamientos, que es último eslabón donde todos acudimos cuando tenemos en nuestra ciudad un problema.
En España, en los años 60 y 70, a las personas con discapacidad se las llamaba subnormales. No era una manía de la prensa, donde encontrabas titulares como "
Uno de cada 600 nacidos es mongólico", era un término aceptado y extendido. Había asociaciones de subnormales, políticas para subnormales y hasta un Día del Subnormal (el 26 de abril de 1965 se celebró por primera vez, una fecha que coincidía con el primer aniversario de la Federación Española de Asociaciones Protectoras de Subnormales).
Mucho antes, la Ley General de la Beneficencia de 1849 estableció un sistema de protección social para diferentes tipos de personas con discapacidad. Entre ellos estaban los 'dementes', los 'decrépitos', los 'imposibilitados' o los 'impedidos'.
No podía faltar el reportaje del NO-DO. En 1969 el noticiero semanal del régimen franquista publicó un vídeo en blanco y negro de apenas tres minutos en el que aparecen adolescentes con discapacidad de la Fundación Centro de Enseñanza Especial. Los jóvenes salen cantando en coro, atendiendo a la pizarra en una clase o haciendo manualidades. Mientras tanto, el narrador explica que a los muchachos se les consideraba hasta hace poco "
como inútiles y quedaban excluidos de la sociedad". Pero gracias al trabajo de este tipo de instituciones, aprendían a manejarse por sí mismos y se les enseñaban oficios.
"En contra de lo que se creía, el deficiente mental es capaz de progresos insospechados si se sabe despertar su iniciativa y creatividad en un clima de amor y de respeto", añade.
En 1986 el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social del Gobierno de Felipe González exigió que en las leyes se sustituyeran los términos '
subnormalidad' y '
subnormal' por '
minusvalía' y '
persona con minusvalía'. El Real Decreto, el 348/1986 del 10 de febrero, afectó a varias órdenes ministeriales y reales decretos. Fue un avance importante.
Y la poliomielitis, otra enfermedad que dejó en España miles de hombres y mujeres con una pierna más corta que la otra o totalmente discapacitados. Esto les llevó a muchas de ellas a ser discriminadas en su infancia por otros niños para no jugar con ellas o ellos por ese motivo. Y Ese trauma les persiguió a estas personas toda su vida, tratadas o tratados como minusválidas, es decir, menos que válidas/dos.
Hoy, todas las personas con un problema físico son personas con discapacidad.
¡¡Nunca más minusválidos o minusválidas!!, pues tienen la misma valía que cualquier otra sin discapacidad. Me alegro mucho que por fin se haya hecho justicia, aunque quede mucho camino por delante. Pondré un ejemplo a seguir: Que los Ayuntamientos cambien de una vez por todas los discos de las señales de los aparcamientos donde todavía aparece la maldita palabra “Excepto Minusválidos”. Parece que no se enteran, cuando ya leyes anteriores a esta reforma cambió los términos de minusválido por discapacitado..Es un insulto a la inteligencia.