Llegó a Huelva hace cuatro años para presidir la Audiencia Provincial, y lo que encontró a su llegada fueron unas instalaciones judiciales “pésimas”. A un año de que finalice su mandado, Jesús Fernández Entralgo hace balance de sus cuatro años de gestión y analiza las grandes carencias y retos a los que se enfrenta la Justicia onubense. Aunque se reconoce un “optimista antropológico”, si tuviera que definir con una sola palabra sus cuatro años de gestión, ésta sería “desencanto”.
Tras cuatro años al frente de la Audiencia Provincial, ¿qué valoración hace de las infraestructuras judiciales de Huelva?
–Desde que llegué he dicho siempre que las instalaciones judiciales de Huelva no reúnen la calidad y condiciones a las que tienen derecho los ciudadanos de esta provincia. El horizonte de la Ciudad de la Justicia es eso, un horizonte, una línea a la que llega nuestra vista pero a la que, por lo visto, nunca somos capaces de llegar.
¿No ve posible que Huelva tenga la tan prometida Ciudad de la Justicia algún día?
–Es que no lo entiendo. Si realmente las administraciones públicas comprometidas, cualquiera que sea la ideología o el partido político, están verdaderamente interesadas no en sus finalidades electoralistas, sino en el bien de la ciudad y la provincia, podrían ser capaces de ponerse de acuerdo entre sí para llevar a cabo esta obra cuanto antes y en las mejores condiciones posibles. Creo que Huelva es una de las cenicientas de la comunidad andaluza, y tiene derecho a ello. Huelva trabaja, intenta desarrollarse, pero atraviesa una situación difícil. Creo que se merece un trato mucho mejor que el que está recibiendo.
Pero algo habrá mejorado la Audiencia desde su llegada.
–Claro. En aquel momento las instalaciones judiciales eran verdaderamente pésimas. Se estaban haciendo obras para mejorarlo. De hecho, el pabellón de enfrente representó un alivio considerable, pero quedó claro que la remodelación interior de este edificio (Palacio de Justicia), antiguo y previsto para unas necesidades inferiores, no dio respuesta a todo cuanto se necesitaba para que las instalaciones judiciales quedaran alojadas dignamente y para que se pudiera desarrollar una actividad con medios suficientes y con una distribución racional y humana del espacio. Es obvio que se necesita la creación de nuevos órganos judiciales. La crisis ha obligado a un esfuerzo especial de aquellos organismos judiciales que tienen competencia en materia mercantil. Además, la sustitución interna se hace verdaderamente compleja, y hemos llegado a un punto en que prevalece la productividad y la rapidez sobre la calidad y la respuesta eficaz.
La Audiencia va a acoger en pocas semanas uno de sus juicios más mediáticos, la vista por la muerte de Mari Luz. Ese juicio va a hacer que la Audiencia esté en el punto de mira. ¿Estará a la altura?
–No lo sé , pero lo cierto es que a nadie parecía importale las carencias de la Audiencia hasta que, de pronto, la previsible presencia de los medios de comunicación con motivo de este juicio hizo comprender que iban a quedar al descubierto esas carencias, y se está intentando adecentar a toda prisa la sala de audiencia de la Sección Primera porque ahora sí, ahora por lo visto hay medios y capacidad para hacerlo. La conclusión que yo tengo es que cuando se quiere, se puede.
Pero no debe de haber tanta voluntad, porque las estadísticas del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) reflejan cada trimestre que los juzgados onubenses no son capaces de absorber toda la carga que tienen pendiente.
–Claro. En el caso por ejemplo de nuestra sección -la Primera-, no tiene tres magistrados, sino dos y medio, porque a mí como presidente de la Audiencia me corresponde una tarea adicional que ocupa tiempo que no puedo dedicar al trabajo jurisdiccional. He solicitado muchas veces o el aumento de secciones o el aumento de magistrados. La esperanza es lo último que se pierde.
La creación de dos nuevos juzgados a finales de 2009, ¿le parece suficiente?
–No. Los jueces de Huelva, y los que no son de Huelva, están desbordados. Hacen falta nuevos juzgados o un número mayor de jueces utilizando una infraestructura común, la oficina judicial.
El turno de tarde instaurado por la Junta, ¿no ha aliviado esta sobrecarga?
–Si un juez tiene trabajando a sus funcionarios mañana y tarde pero él sigue siendo el único juez, la producción que hace su infraestructura él no la va a poder asumir . Además, si el funcionario no es capaz de desarrollar el trabajo que tiene pendiente en su horario normal, ampliar su jornada, lo único que significará es que se está encubriendo con horas extraordinarias lo que debería ser creación de nuevos puestos de trabajo.
¿Qué balance hace de estos cuatro años?
–Desencanto, y no por la gente que está trabajando en la organización judicial.
Para finalizar, ¿qué diagnóstico hace de la Audiencia?
–Está enferma. Si sigue aumentando el trabajo, estará más enferma. El tratamiento, más medios y mejor utilización.