En el seno del PSOE se respira una atmósfera de
incertidumbre y expectativa ante la posible renuncia del presidente Pedro Sánchez el próximo lunes, situación que podría cambiar drásticamente el liderazgo del país. Según fuentes cercanas,
José Luis Rodríguez Zapatero ya ha admitido que la dimisión de Sánchez es una
"posibilidad cierta", lo que ha agitado aún más las aguas en el partido. La crisis que se vive dentro de la formación se describe como una
"mancha" que se extiende, marcando un momento decisivo para el futuro del PSOE.
El debate interno sobre el futuro de Sánchez se ha intensificado tras su planteamiento de una renuncia que él mismo considera
"personal" y no táctica. Este anuncio ha generado un clima de
aislamiento en el que ni su equipo más cercano tiene claridad sobre sus próximos pasos. La incertidumbre se ha agudizado tanto que se ha convocado una
manifestación de apoyo en Madrid, buscando convencerlo de revertir su decisión.
En este contexto, la figura de
María Jesús Montero, vicepresidenta segunda y vicesecretaria general del partido, emerge como la
"sucesora sin discusión", como aseguran fuentes próximas al Gobierno a El Confidencial. Montero, oriunda de Sevilla y ampliamente respetada tanto en el gobierno como en el partido, es vista no solo como la presidenta interina natural por su posición, sino también como una líder capaz y carismática. Su experiencia y habilidades negociadoras la colocan como un
pilar clave en la estructura del socialismo español, algo que fue evidente cuando recibió los mayores aplausos en el último congreso del partido.
Si Sánchez finaliza su mandato, Montero no solo asumiría la presidencia en funciones, sino que también enfrentaría el desafío de mantener unido al partido y a las coaliciones que apoyaron la investidura del presidente. Este traspaso de poder ocurriría en un momento crítico, con las elecciones catalanas y europeas a la vuelta de la esquina, añadiendo presión a una ya
tensa situación política.
La vida política de Sánchez se ha visto marcada recientemente por dificultades personales, especialmente después de que un juzgado abriese diligencias contra su esposa, Begoña Gómez, situación que lo ha llevado a
recluirse y cortar comunicaciones con sus colaboradores más cercanos. Su decisión final, que aún está por anunciarse, se espera con gran ansiedad dentro del PSOE, en medio de un clima de
"confusión absoluta" que solo una figura como Montero podría comenzar a clarificar.