El equipo sostiene que el calentamiento global puede haber hecho aumentar un 5 % los casos de suicidio y se prevé llegar a un incremento del 7 % de cara a 2050
Los picos de temperatura debidos al cambio climático y los contaminantes tienen un impacto sobre la salud mental hasta el punto de haber incrementado los suicidios un 5 % entre 1750-1800 y la actualidad, según un estudio de metaanálisis de datos del Hospital Clínic y el centro de investigación biomédica IDIBAPS.
Los investigadores, que han presentado sus resultados este martes en rueda de prensa en el Clínic, analizaron más de 280 estudios en los que se asociaban la contaminación y el cambio climático con los trastornos mentales y que ha sido recogido en la revista World Psychiatry.
El equipo sostiene que el calentamiento global puede haber hecho aumentar un 5 % los casos de suicidio y se prevé llegar a un incremento del 7 % de cara a 2050.
Uno de los autores, el doctor Joaquim Raduà, ha explicado que hicieron asociaciones entre picos de temperatura y suicidios, desde el periodo 1750-1800 hasta la actualidad, y que la incidencia sobre esos incidentes no provenía sólo tanto del aumento paulatino de la temperatura como de los momentos de pico concreto de subida del termómetro.
El jefe de servicio de Psiquiatría y Psicología del Clínic, Eduard Vieta, por su parte, ha destacado que las políticas de prevención de suicidio no sólo son posibles sino que se hacen necesarias.
Vieta ha aclarado asimismo que al relacionar el calentamiento global causado por la polución, principalmente, y los trastornos y suicidio no significa que los golpes de calor concretos sean la causa única y principal que lleva a estas personas a poner fin a su vida, sino que afecta a su momento emocional con patologías previas como la depresión.
"Es la gota que puede colmar el vaso", ha apuntado.
Tanto Vieta como Raduà han señalado que sus equipos realizarán futuras investigaciones sobre los efectos neurobiológicos del calor en la salud mental, pues se trata de una rama mucho menos analizada que la de la temperatura sobre la salud física.
Más avanzadas están las investigaciones sobre la relación entre la exposición a disolventes y contaminantes con la demencia, el deterioro cognitivo y algunos trastornos mentales.
Concretamente, la exposición a niveles elevados de productos como el tolueno (utilizado en pinturas, esmaltes, barnices y adhesivos, entre otros) aumenta la probabilidad de desarrollar alguno de estos trastornos.
Destaca asimismo las conclusiones extraídas sobre los efectos en forma de depresión posparto y esquizofrenia.
En particular, se indica que exponerse durante el segundo trimestre del embarazo a partículas contaminantes (que pueden contener una variedad de sustancias como benzopirenos, furanos o metales pesados) provenientes de combustibles fósiles y actividades industriales puede incrementar la incidencia de esa depresión.
Sobre la esquizofrenia, se ha encontrado que la exposición a altos niveles de dióxido de azufre (proveniente de la combustión de petróleo y otros combustibles sólidos en la industria) puede aumentar los riesgos de recaída en pacientes con esta enfermedad.
Por todo ello, el doctor Raduà ha destacado que "gracias a este estudio, ahora tenemos evidencia robusta del impacto negativo que el cambio climático y la contaminación están ejerciendo sobre la salud mental en todo el mundo".
"Estos resultados pueden utilizarse para informar a las autoridades y aumentar la sensibilización pública sobre el impacto de la contaminación atmosférica y los riesgos del cambio climático en la salud mental y así buscar y aplicar medidas para prevenirlo", ha añadido sobre el estudio, en el que también ha participado la Universidad de Barcelona (UB).