Esta mañana le tocó el turno a la Virgen de los Dolores de la hermandad del Nazareno
La Isla duerme todavía. Descansa después de una semana de trabajo, de madrugar, en ese día que el Señor dijo era para descansar. En ese día festivo de la semana. Y estos domingos del mes de mayo destacan por amanecer con imágenes de la Virgen recorriendo las calles a primera hora de la mañana. Las primeras cafeterías empiezan a abrir sus puertas y la iglesia Mayor las abre de par en par para que un domingo tras otro salgan los rosarios de la aurora. La primera fue Medinaceli, con la Virgen de la Trinidad; la pasada semana fue Columna, con una imagen triunfal de la Virgen y esta mañana le tocó el turno a la Virgen de los Dolores del Nazareno, que recorrió durante 45 minutos un itinerario que le llevó desde el primer templo parroquial a coger por la Plaza de la Iglesia, Rosario, González Hontoria, Constructora Naval, Colón, Rosario, Plaza de la Iglesia y a su templo, donde culminó con la celebración de la eucaristía.
La mañana amaneció algo fresca sin viento, pero pasadas las 8,10 de la mañana, el temido viento apareció y creció en intensidad en menos de 15 minutos, hasta el punto de que descolocó en repetidas ocasiones la toquilla de la Virgen de los Dolores.
Numerosos hermanos acompañaron a la Virgen de los Dolores, muchos de ellos tras la parihuela dorada de la hermandad, si bien cada vez se habla más de la sustitución de estos rosarios de la aurora por rosarios de antorchas, porque madrugar, lo que se dice madrugada, cada vez se hace menos y los rosarios vespertinos cuentan con mayor participación.
Así lo ha convocado este año la hermandad del Rocío, aunque la lluvia impidió el 1 de mayo que pudiera salir a la calle. En el caso de la hermandad del Nazareno, el rosario de la aurora del año pasado contó con mayor participación, en parte, porque la parroquia del Santo Cristo, donde se encontraba temporalmente, también participó de este rosario de la aurora del mes de mayo.