Para reclamarlo, los sindicatos lograron reunir a cerca de un millar de personas en una nueva manifestación.
De ser una reivindicación genérica para países castigados por la explotación laboral a plantearla como una exigencia local. La crisis económica ha hecho que el trabajo decente se haya convertido casi en un privilegio. Para reclamarlo, los sindicatos lograron reunir a cerca de un millar de personas en una nueva manifestación.
“El trabajo no es un privilegio, sino un derecho”, advertía el secretario general de CCOO, José Moral, quien lamentó el deterioro que ha sufrido el mercado laboral con 4.600 personas desempleadas más en el último año. En este sentido, recordó que se rozan los 60.000 parados, con una temporalidad alarmante (sólo 1,5 de cada diez contratos son indefinidos).
La crisis económica y los recortes aprobados por las administraciones están haciendo que el límite que marca un trabajo decente, como son los servicios públicos o la negociación colectiva, “se pongan en entredicho”. Por ello, llamó a la sociedad a la rebelión con el único objetivo de evitar que los "gobiernos sigan con la tentación de seguir recortando".