Hace unos días, con motivo de las elecciones andaluzas, asistí a un interesante encuentro político en el que representantes de todos los partidos expusieron sus propuestas en turnos de intervención, con un debate final con el público presente en la sala.
Aproveché la ocasión para preguntarles su posicionamiento sobre la existencia de televisiones y radios pagadas con nuestro dinero.
Como imaginaba, no lo ven como un despilfarro y además, tuvieron la desfachatez de intentar convencerme con esa falacia del “interés público”.
Aunque nadáramos en la abundancia, yo creo que un medio de comunicación público no se me puede vender como un servicio de interés general, por una razón muy sencilla: a día de hoy, lo que sobra es precisamente información. Son incontables las fuentes que existen actualmente para estar medianamente informado y es intolerable que venga un político a contarme que gastarse millones de euros de todos nosotros para montar una radio-televisión, bajo el pretexto del servicio público, es algo normal.
Creo que es más inadmisible cuanto más pequeño es el ámbito territorial en el que emite. Si ya de por sí, los 17 canales de adoctrinamiento autonómico son de difícil justificación, mucho más lo son los canales locales. Es indignante e incalificable que hasta pequeños municipios, hayan sido capaces de montar estos dispendios a nuestra costa, con programaciones que dan vergüenza ajena y que incluyen, como los de mi localidad, repetitivos conciertos de Frank Sinatra, películas y series americanas o delirantes artículos de la teletienda.
Evidentemente, todos sabemos que el verdadero interés del control de medios de comunicación por parte de los políticos, es el de la manipulación de la opinión pública y el de clientelismo político. Les falta tiempo para salir siendo entrevistados o inaugurando algún evento o infraestructura, monopolizando de alguna manera gran parte de los informativos de la cadena. Además, todas ellas tienen, entre otros órganos, un consejo audiovisual compuesto por cargos públicos sin conocimientos del sector y con sueldos indecentes. En el caso de Canal Sur, nada menos que trece miembros.
Veamos algunos ejemplos del “interés general”: La final de la Campion se emite simultáneamente por la 1 y por las autonómicas; el Canal Nou valenciano gasta en personal, el triple de su facturación; la TV3 catalana hace el ridículo al doblar al catalán las películas del genial Cantinflas, la vasca ETB tiene prácticamente los mismos trabajadores que Telecinco, etc, etc.....
Puestos a justificar realmente el mal llamado interés general, creo que éste sólo se puede encontrar en RTVE, la televisión de todos los españoles y es la única que debe subsistir. Todas las demás deben ser eliminadas sin contemplaciones y además, pedir responsabilidades penales y patrimoniales, a los políticos promotores de tal dispendio que ha supuesto un cajón sin fondo para muchas Administraciones, malgastando un dinero que no era suyo y cuyas prioridades tenían que ser otras.
¿Cuándo terminará tanta insensatez? ¿Por qué estamos ya recortando en Educación y Sanidad, cuando se puede y se debe, meter la tijera en estos derroches insostenibles?