Las bolsas han vivido una semana de expectación y esperanza ante la presentación de los planes anticrisis, sobre todo el de EEUU y ha decepcionado. Los inversores no acaban de ver claro que se esté en el buen camino mientras se suceden los malos datos macroeconómicos y empresariales. La economía real está muy tocada y la sensación es que la salida se presenta ya no dura y difícil sino larga.
En España, hemos entrado oficialmente en recesión, aunque todo el mundo pone en cuestión unos datos de decrecimiento del PIB en el último trimestre de 2008 por excesivamente escaso. No cuadra el dato con otros que arrojan las afiliaciones o el número de parados o las caídas de la producción industrial y el consumo de las familias. Pero, en todo caso, es el dato que hay y ya es para echarse a temblar. Más lo son las nuevas previsiones que se van haciendo sobre el pozo en el que va a caer la economía de este país. La comparecencia en el Congreso de Zapatero lejos de arrojar luz sobre la situación y la capacidad de tomar las riendas de la situación con sensatez dejó una sensación de parálisis mayor de la que ya teníamos.
Zapatero demostró que es incompatible con la realidad, incapaz de hacer un buen diagnóstico y de tomar las medidas que ya hasta el gobernador del Banco de España le recomienda, casi le exige. Cada día que pasa sin hacer nada positivo y coherente aleja aún más la salida de esta crisis de la que no nos va sacar nadie. Nueva de cada diez de los puestos de trabajo que se destruyen en Europa son de España y esa es la gran diferencia que hay que atacar.
Los mercados encaran una semana más con pérdidas y desanimadas. El final del túnel ni se intuye, así que la volatilidad nos acompañará aún bastantes semanas si no meses. Durante este tiempo todo indica que veremos los primeros movimientos en el sector financiero. En algunas ya la situación es insostenible como en Castilla-La Mancha y el Banco de España tomará cartas en el asunto.