Los inversores, como los consumidores, no encuentran razón alguna para rebajar su miedo. Los gobiernos, unos más que otros, se afanan en tomar medidas y en transmitir confianza, pero los mensajes no calan...
Los inversores, como los consumidores, no encuentran razón alguna para rebajar su miedo. Los gobiernos, unos más que otros, se afanan en tomar medidas y en transmitir confianza, pero los mensajes no calan. Se ve en los índices de confianza, pero desde luego en la Bolsa. El dinero brilla por su ausencia y ningún experto se atreve a pronosticar un suelo. Ya decíamos la semana pasada que lo de bajar otros mil o mil quinientos puntos es plausible. Esta semana de nuevo bajaban los tipos de interés en Europa. En teoría, las bolsas debían haber reflejado algo de optimismo. Sin embargo, la carga de profundidad que lleva aparejada esa decisión ha logrado el efecto contrario. La recesión está entre nosotros y va a permanecer mucho tiempo. Mucho más en España, donde las medidas sensatas y eficaces y, por qué no, impopulares, no se acometen. El Gobierno hace muchos anuncios, dice que pone muchos miles de millones encima de la mesa y nadie cree que sirvan para algo. Es más, se ha roto el consenso con las organizaciones sociales y en realidad ha sido para tomar unas medidas miopes y cortas y deshilachadas para la realidad que tenemos encima y de la que no nos sacarán los demás si antes no hemos hecho ciertos deberes ineludibles.
A España le falta por ver aún el deterioro del sistema financiero. La morosidad aprieta y la opinión generalizada es que puede ser letal para muchas instituciones financieras cuando el número de parados sin ninguna cobertura se eleve drásticamente. Ya hay 1,3 millones de parados sin subsidio y esto no acaba más que de comenzar. La semana, con estos apuntes y los que llegan de fuera como esa tremenda destrucción de empleo en EEUU, no ha hecho más que ahondar en unas bolsas maltrechas. El IBEX perdió la cota psicológica de los 7.000 puntos y ha descendido un 9% en las cinco sesiones y un 24% en lo que va de año. Los mayores recortes los siguieron protagonizando los bancos. Las acciones del Santander valen 4,14 euros y las del BBVA, 4,70 euros. Todo el mundo está vendedor y suma y sigue.