La propiedad recupera los bajos del edificio para su futuro hotel de lujo
Llegó el día marcado en rojo en el calendario. Desde ayer, la sede de la Asociación para el Estudio y la Defensa de la Naturaleza (Agaden) ya no se encuentra ubicada en la Casa del Almirante. Después de más de 20 años desarrollando su labor en los bajos de este emblemático inmueble, el colectivo dijo adiós a estas dependencias, dejando vía libre a la empresa propietaria, Casa Aguilar, para que las incorpore al hotel de lujo que allí construye.
Tal y como había anunciado ya este periódico, el dueño y promotor del proyecto, Honorio Aguilar, recibió ayer las llaves por parte de la entidad conservacionista, que se trasladará ahora al número 68 de la calle Sagasta.
Esta entrega supone el último capítulo de un enmarañado periodo de negociaciones, que en su momento estuvo a punto de terminar en el juzgado. Así, cabe recordar cómo, en medio de ese proceso, el titular de la finca alegó un incumplimiento en el contrato de alquiler de los arrendatarios y les conminó a irse antes del pasado 31 de diciembre o, de lo contrario, emprendería acciones legales. Pero éstos no se arredraron y respondieron denunciando los daños y perjuicios sufridos por las obras y amenazando con acudir también a los tribunales para reclamar la correspondiente indemnización.
Pese a las desavenencias, ambas partes alcanzaron hace pocos días un acuerdo, según el cual la organización ecologista accede a marcharse a cambio de una compensación económica de 21.000 euros.
Una vez zanjado este asunto, desde Agaden sólo piensan en retomar su actividad cuanto antes y en comenzar una nueva etapa en Sagasta. La intención de la asociación pasa por terminar de desembalar cajas y acondicionar la futura sede en estos días. Todo ello con la idea de inaugurarla y poder poner en marcha las próximas campañas a lo largo del mes de abril.