A todos los presidentes del Gobierno les ha pasado en algún momento de su mandato: se aíslan en la Moncloa, emiten claras señales de no querer ver ni aceptar la realidad y por ende, perseveran en el error...
A todos los presidentes del Gobierno les ha pasado en algún momento de su mandato: se aíslan en la Moncloa, emiten claras señales de no querer ver ni aceptar la realidad y por ende, perseveran en el error. Algo de esto le está sucediendo a Zapatero con motivo de la grave crisis económica que está padeciendo España y que a corto o medio plazo no tiene visos de remontar.
Rajoy, que hace muy pocas semanas llegó a definir la situación que atraviesa España como de “emergencia nacional”, le espetó el miércoles en el Congreso al presidente que “así, no lo olvide, no aguanta usted ni la economía española más de medio año”. Advertencia que puede ser interpretada de diferentes maneras, incluida la de que en el PP estén valorando seriamente la posibilidad de presentar en los próximos meses una moción de censura a Zapatero, que aunque se pudiera perder aritméticamente, sin embargo supusiera una victoria política para Rajoy.
Precisamente ha sido el ex presidente González el que en las últimas horas ha lanzado un duro aviso a Zapatero al decir que le preocupa “que no haya una conciencia clara de la dimensión de la crisis”, reconociendo a continuación que, si tuviera aún la responsabilidad del Gobierno, “sin duda alguna procuraría” un Pacto de Estado para afrontarla. Una recomendación llena de sensatez y de sentido común que es compartida por muchos agentes económicos, sociales y por muchos ciudadanos que ante una situación como la que estamos viviendo quieren ver a todos los que tienen alguna responsabilidad pública, juntos y remando en la misma dirección.
Pero la pregunta es: ¿está Zapatero en condiciones de impulsar y liderar ese gran Pacto de Estado? En teoría debería de estarlo. En la práctica, la política practicada por el actual presidente del Gobierno desde que en el 2004 llegó a la Moncloa ha sido la antítesis de buscar cualquier tipo de acuerdo en eso que se suelen denominar “cuestiones de Estado” con el principal partido de la oposición.
Y ahora, ¡lo que son las cosas!, Zapatero, si quiere que Patxi López sea lehendakari, tiene que aceptar los votos del PP. Pero todo es posible en política, incluso que al presidente le entre un ataque de sensatez, acepte que sus amigos nacionalistas le están dejando solo porque únicamente van a lo suyo, y que para salir de esta lo más lógico es ofrecer un Pacto de Estado al otro gran partido nacional. Si no quiere escuchar a Rajoy, al menos que le haga caso a Felipe González.