Y sigue subiendo el paro
Zapatero no quería más disgustos, como la intervención de Caja Castilla-La Mancha, antes de la anhelada cumbre del G-20...
Zapatero no quería más disgustos, como la intervención de Caja Castilla-La Mancha, antes de la anhelada cumbre del G-20. Pero ayer, mientras el presidente del Gobierno explicaba en el Congreso Confederal de UGT las propuestas que va a defender ante los máximos mandatarios mundiales en defensa de los trabajadores, Bruselas hizo públicos los datos del paro en la eurozona.
Las cifras son tan demoledoras que no admiten paliativos: España tiene casi el doble de paro que el resto de los países del euro. En febrero un 15,5% de la población activa estaba sin trabajo frente al 7,9 del resto de los vecinos. Tenemos el triste honor de ser el país con más paro de Europa, por delante de Letonia y Lituania y cada vez más lejos de los Países Bajos que sólo tiene a un 2,7% de sus ciudadanos sin empleo.
Frente a esa realidad, la intervención de la Caja o la vaticinada reforma del sector bancario suenan a problemas menores y se refuerza la sensación de que la crisis financiera no es el más grave de los problemas de la economía española. Lo que preocupa a los ciudadanos es el colapso del mercado laboral y los millones de familias a las que dentro de poco se les acabará el subsidio de desempleo.
La oficina de Estadística de la Unión Europea destaca, además, los altísimos índices de paro de los menores de veinticinco años: nada más y nada menos que el 31,8% no tiene trabajo. Sólo un Estado con una tradición familiar tan arraigada y solidaria como el español se puede permitir estos datos sin que se produzca un estallido social. Pero ni el soporte familiar va a contener la protesta en la calle si estas cifras siguen aumentando en la vertiginosa espiral de los últimos doce meses.
La superación de la crisis financiera y bancaria, que es la principal tarea de los líderes del G-20 reunidos en Londres, es vista por los verdaderos perdedores de la crisis económica española como una drama galáctico. Aquí lo que hay que solucionar es la pescadilla que se muerde la cola: incremento del paro ligado al descenso en el consumo y el cierre de empresas con más despidos.
Este negro panorama nacional, mucho peor que en el resto de la UE, no se resuelve en Londres si no aquí y parece cada vez más imprescindible que Gobierno, oposición, sindicatos y empresarios hagan un gran pacto. En caso contrario, como augura el FMI, España será uno de los últimos en salir del infierno de la recesión.
Las cifras son tan demoledoras que no admiten paliativos: España tiene casi el doble de paro que el resto de los países del euro. En febrero un 15,5% de la población activa estaba sin trabajo frente al 7,9 del resto de los vecinos. Tenemos el triste honor de ser el país con más paro de Europa, por delante de Letonia y Lituania y cada vez más lejos de los Países Bajos que sólo tiene a un 2,7% de sus ciudadanos sin empleo.
Frente a esa realidad, la intervención de la Caja o la vaticinada reforma del sector bancario suenan a problemas menores y se refuerza la sensación de que la crisis financiera no es el más grave de los problemas de la economía española. Lo que preocupa a los ciudadanos es el colapso del mercado laboral y los millones de familias a las que dentro de poco se les acabará el subsidio de desempleo.
La oficina de Estadística de la Unión Europea destaca, además, los altísimos índices de paro de los menores de veinticinco años: nada más y nada menos que el 31,8% no tiene trabajo. Sólo un Estado con una tradición familiar tan arraigada y solidaria como el español se puede permitir estos datos sin que se produzca un estallido social. Pero ni el soporte familiar va a contener la protesta en la calle si estas cifras siguen aumentando en la vertiginosa espiral de los últimos doce meses.
La superación de la crisis financiera y bancaria, que es la principal tarea de los líderes del G-20 reunidos en Londres, es vista por los verdaderos perdedores de la crisis económica española como una drama galáctico. Aquí lo que hay que solucionar es la pescadilla que se muerde la cola: incremento del paro ligado al descenso en el consumo y el cierre de empresas con más despidos.
Este negro panorama nacional, mucho peor que en el resto de la UE, no se resuelve en Londres si no aquí y parece cada vez más imprescindible que Gobierno, oposición, sindicatos y empresarios hagan un gran pacto. En caso contrario, como augura el FMI, España será uno de los últimos en salir del infierno de la recesión.
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