El equipo de gobierno del Ayuntamiento transmite la impresión de que tiene proyectos, pero lo que no tiene al menos por ahora  son presupuestos ni en consecuencia dinero para hacer frente a iniciativas que están en lista de espera. En cierto modo a este Ayuntamiento, en la situación actual de crisis, le han venido muy bien tanto las inversiones de los fondos anti crisis como la llegada de las obras del tranvía, porque las administraciones central y autonómica, con la propia ayuda municipal, van a salvar lo que hubiera sido una difícil gestión. Debe estar resultando más complicado de lo que se esperaba cuadrar el círculo, es decir, buscar el equilibrio entre los ingresos previstos y los gastos posibles de asumir con las inversiones que se quieren realizar para cumplir los objetivos mínimos. Con este panorama alegra saber, como recogemos hoy en una información, que además de los grandes proyectos nuestros gobernantes están también preocupados por la micropolítica, lo que quiere decir atender las primeras necesidades de los ciudadanos. A esto parece que obedece el establecimiento de un mapa de urgencias, calle a calle y barrio a barrio, en el que suponemos se habrá contado con el movimiento vecinal, porque la idea es actuar en un plan de choque en el que hay mucha tarea por hacer y tras el cual, que es la prioridad, percibir que  mejora la imagen global de la ciudad.