Ya me lo decía el maestro, amigo, académico y escritor de Rociana del Condado, Odón Betanzos Palacios “La economía de Occidente esta apoyada en unos pilares sobre arenas movedizas”.
Esta visto que el capitalismo salvaje se afana en buscar su autodestrucción, obviando la proliferación del concepto humanidad en la deseada globalización del hemisferio, dándole tan solo prioridad a la economía. Lo hemos escuchado aquí mismo, al propio Rajoy en su compaña electoral “lo primero es la economía”. ¿Pero que nos van a vender ahora con la economía? Si la corrupción se extiende como una mala yerba, existe una lucha solapada por el concepto economía tan solo para los más poderosos, para aquellos que utilizan todo tipo de tejemanejes, para ponerle una máscara a esa Europa inventada que se mueve en arenas movedizas.
Ya me lo decía el maestro, amigo, académico y escritor de Rociana del Condado, Odón Betanzos Palacios “La economía de Occidente esta apoyada en unos pilares sobre arenas movedizas”.
Existe en la actualidad en todos nuestros confines, que cada vez se van multiplicando más, unos deseos inimaginables, vergonzosamente ostentativos, por un enriquecimiento pronto y rápido, de una manera más descarada en el terreno de la política, políticos que utilizan todo tipo de viales para engañar al pueblo, todo es una cadena de complicidades mientras que los pueblos se debaten en huelgas, algaradas, hasta llegar a brotes de terrorismo de forma generalizada que también hemos sufrido en nuestras propias carnes
El Paraíso para los sin papeles, para todos aquellos que se juegan la vida en las pateras, para quitarse de encima la hambruna y las enfermedades se esta convirtiendo en una falacia. Europa no es la Europa que muchos avanzados europeístas vaticinaron como salvavidas de los países más asfixiados por esa economía que hemos aludido antes. La diversidad del viejo continente arrancando desde sus postergados cimientos culturales, como la lengua, las tradiciones y costumbres se ven segregada desde el concepto humano. Los pueblos pasan por las urnas, votan a sus respectivos eurodiputados, pero son pocos los acuerdos que satisfacen a unos y otros, cada vez son más los pueblos europeos que se agregan, y cada vez hay menos dinero para repartir, que se hace en su mayoría como antiguamente a modo de prestamista como si de diteros se tratara, cuando en realidad el dinero es del pueblo que lo trabaja y debe ser para el pueblo, para que no caiga en malas manos y sea de esta manera utilizado en la concordia de una parte que anteponen sus bienes propios al de la sociedad en su conjunto, o en su caso, mal distribuido, como el rescate de los bancos cuando se extiende la hambruna infantil y el número de desahucios se dispara. Arenas movedizas para una Europa que se sostiene con pseudoverdades pero sin mojarse en nada.