La grave crisis financiera que arrastra Abengoa desde hace cuatro meses, y la ineludible reconversión industrial y corporativa que acometerá en 2016 derivada de ella, va a tener un fuerte impacto en su plantilla. Según ha podido saber
www.andaluciainformacion.es de diferentes fuentes jurídicas y empresariales, la compañía ya ha encargado a un bufete de abogados de Sevilla la preparación de un Expediente de Regulación de Empleo (ERE)
para 700 personas de las 4.000 (el 17,5%) que emplea en la ciudad y provincia de Sevilla en varias sociedades.
Este proceso se llevará a cabo además después de las elecciones generales del próximo 20 de diciembre, según las mismas fuentes. Al ERE se añade la instrucción generalizada de no renovación de ningún contrato temporal, que está generando ya decenas de salidas de la empresa.
Será el primer ERE que acometa la empresa en 75 años de historia (sí ha realizado EREs temporales en algunas filiales, como Inabensa, en los últimos años). Afectará, de una manera aún por determinar, a la sede central del grupo en Sevilla, Palmas Altas, donde hay 2.000 empleados. Pero también a sociedades como Eucomsa (ubicada en Utrera y que fabrica grandes estructuras metálicas para centrales termosolares y líneas eléctricas), Inabensa o el centro de I+D ubicado en la zona sur de la ciudad.
La compañía, consultada por este proceso, ha asegurado: “No hay ningún proceso en marcha, ni ninguna cifra estimada, de ningún ERE”. La empresa ya negó que se hubiera dejado de pagar a proveedores
como también adelantó este medio el mes pasado, pero muchos de ellos han confirmado posteriormente a este medio que el grupo tiene efectivamente todos sus pagos congelados.
Medidas de eficiencia
A nivel mundial, la empresa tiene 27.000 empleados y también se está estudiando con qué nivel mínimo de plantilla podría seguir funcionando. Nivel mínimo en las áreas y filiales que sigan formando parte del grupo claro, porque parte de lo que hoy es Abengoa se venderá. Como la división de Biofuel que tiene 4.500 empleados (más de 3.000 sólo en Brasil).
En concreto, los 2.000 empleados que Abengoa tiene en Campus Palmas Altas, su sede corporativa central, llevan meses de tensión. Sus CV circulan ya por todas las empresas de ingeniería de España y el extranjero; se están abriendo masivamente cuentas en la red social para búsqueda de empleo LinkedIn; y todos los que tienen contrato temporal saben que sus días están contados en la firma.
Junto a la reducción de personal, la empresa que preside José Domínguez Abascal, tras relevar en el cargo hace un mes a Felipe Benjumea, está emprendiendo otras medidas de ahorro como la centralización de todas sus compras. O, también, la reducción de parte de la cúpula directiva.
Noviembre es clave para definir el futuro a corto plazo: se conocerán sus resultados hasta septiembre, auditados por Deloitte y que se presumen muy negativos; y se conocerá el precio al que se colocarán las acciones de la ampliación de 650 millones.
Benjumea, ratificado en la patrimonial
Junto a todo ello, la junta general extraordinaria de accionistas de Inversión Corporativa, la sociedad a través de la que las familias fundadoras de Abengoa controlan por ahora el 57% de la empresa, ratificó el pasado miércoles a Felipe Benjumea como su presidente. Benjumea ha sido 25 años presidente de Abengoa y dejó el cargo hace un mes por exigencia de la banca acreedora (Santander, Crédit Agricole y HSBC) para que esta apoyara con 530 millones la ampliación de capital de 650 millones lanzada en agosto para poder subsistir.
Los 120 millones restantes los aporta precisamente IC, que en la junta aprobó como estaba previsto acudir a la ampliación con esa cantidad. De hecho, en la convocatoria de esa junta ya se advertía de que más del 50% de los accionistas de IC votarían a favor de acudir a la ampliación con esa cantidad.
No obstante, la junta (que se celebró en las oficinas de Abengoa en Madrid) sí discutió, a petición de la familia Aya Abaurre, nuevas reglas para nombrar a los 5 consejeros que tendrá IC en Abengoa tras la ampliación.
Esta petición de una de las familias fundadoras fue incluida en el orden del día de la junta una vez publicado este, es decir, muestra el descontento de los Aya Abaurre con la manera como Benjumea ha venido gestionando la compañía. Una gestión que obliga ahora a las familias a un nuevo esfuerzo económico extra.