Un año más, el 25 de noviembre ha marcado la reivindicación de que todos tenemos que estar unidos contra el terrorismo de la violencia machista
Lo cierto es que quisiéramos que llegara un día en que no tuviera sentido tener que hablar de la efemérides del 25 de noviembre porque la igualdad entre mujer y hombre fuera una realidad en grado absoluto y porque se hubiera superado la terrible lacra de la violencia machista y sus tremendos resultados en forma de víctimas mortales y de mujeres que son maltratadas en mayor o menor grado y en las diferentes facetas que muestra esta forma de terrorismo. Pero, una vez más, por un lado, hay que aplaudir que al menos haya una fecha fija para recordar algo cuya erradicación debe estar presente sin embargo, todos los días del año; por otro lado, también, que se salga a la calle, que se visualice la solidaridad y la demanda de la implicación de toda la sociedad, la lucha por el empoderamiento de la mujer, la reclamación de más medios y mejores recursos legislativos, políticos, humanos... Porque, de nuevo, hay datos como los aportados por los sindicatos policiales que hablan de una considerable reducción de efectivos destinados a estas cuestiones, o como la de CCOO, que ha recordado que el Gobierno del Partido Popular ha recortado a lo largo de esta legislatura en sólo cuatro años un 17% la partida presupuestaria destinada a la prevención de la violencia de género. Por otro lado, una vez más hay que poner el acento en que los más jóvenes son protagonistas en gran medida del maltrato hacia las mujeres, y esto desde luego, es uno de los principales problemas.