La Junta ha hecho en las últimas décadas bandera de su salto hacia adelante, el que debía conducirle por la vía de la modernización a la convergencia, sacando pecho de los logros acumulados en los grandes pilares del Estado del Bienestar: educación universal, sanidad gratuita blindada ante los recortes, servicios sociales y, más allá, la defensa a ultranza de la dependencia. Luego asomaron los recortes, frente los que la Administración autonómica se enroca y niega, y la sucesión de baches. Bautizada un día como la “joya de la corona” de la gestión socialista, una de las patas del banco parece pecar en los últimos tiempos de inestabilidad. Y la oposición, ansiosa siempre por golpear las puertas de San Telmo, ha olido sangre.
“Todas las especialidades superan las listas de espera, las Urgencias son caóticas, los fisioterapeutas están dejados de la mano de Dios... Y viene la temporada de gripe. Ahí vamos a ver la crudeza de cómo se encuentra realmente el sistema sanitario”. Quien dibuja a Viva el escenario del día a día en hospitales y centros de salud es Javier Martínez, máximo responsable de Sanidad en CSIF Andalucía y desde esta semana presidente sectorial nacional. Su relato reparte culpas por igual: “La sanidad andaluza no es el mundo idílico que dibuja la Junta, pero tampoco nos hace gracia que el PP se dé cuenta de pronto de que todo está fatal porque lo arrastramos desde hace muchos años”.
En CCOO remiten a su reciente y contundente informe que hunde raíces en un recorte de 6.200 millones de euros en el sistema público de salud de la comunidad desde 2010. La consecuencia directa son “menos camas, destrucción de empleo y una caída en el grado de satisfacción del usuario”, apuntan desde el sindicato. Es la misma fecha en la que sitúa CSIF el punto de inflexión. “Los recortes han sido de un lado y del otro. Empezó con el PSOE de Zapatero, pero también con los de la Junta en recursos, sin contrataciones durante años. ¿A mí de qué me sirve tener instalaciones extraordinarias como en Granada si no tengo personal para manejarla?”, se pregunta Martínez. El resto de organizaciones coincide en el diagnóstico: hablan de “imposibilidad de prestar atención a pacientes”, de “departamentos saturados” y “trabajadores llorando” ante la frustración de no poder duplicar esfuerzos.
Del perdón a las fusiones
La Junta ha levantado una trinchera y asume pocas críticas sobre la gestión. El consejero de Salud, Aquilino Alonso, lamentó el martes, tras el Consejo de Gobierno, que la oposición utilice “cifras que no responden a la realidad” o alarmistas. Algunas de su propio departamento dicen lo contrario: en 2010, por ejemplo, un paciente andaluz debía esperar una media de 54 días para una intervención quirúrgica. Ahora ese promedio ha escalado hasta 62 según las estadísticas de junio, las últimas disponibles. Los datos están colgados en el Portal de la Transparencia. CCOO añade que desde 2010 hay en Andalucía unos 5.600 puestos de trabajo menos en el sistema público de salud y se han perdido 600 camas, extremo que niega la Junta.
Susana Díaz, de visita este miércoles en un centro de salud, asumió algún error y reiteró la petición de “perdón” a los afectados por la fusión hospitalaria de Granada, germen de una gigantesca manifestación hace dos semanas. Eso sí, acusó a la oposición de manipulación y recordó que el Presupuesto de 2017 eleva más del 5% la inversión en sanidad. Las malas noticias se le multiplican, porque el TSJA acaba de anular ese mismo proceso en Huelva a petición de CSIF por ignorar a los empleados.
Toda una guerra de fotos y visitas
Puede que no sea casual que Susana Díaz incluyera este miércoles en su agenda la inauguración en Íllora (Granada) de un nuevo centro de salud que dará cobertura a 10.500 usuarios. Lo hizo en pleno debate sobre las carencias del sistema y para despejar dudas sobre su funcionamiento. Lo mismo es de aplicación a Juanma Moreno: el líder del PP lleva su campaña #PorUnaSanidad10 este jueves a las puertas del Hospital Carlos Haya de Málaga.
