El sector aeronáutico andaluz ve cómo en la última parte de 2016 se han desatado dos pugnas accionariales en dos empresas de referencia en esta actividad. A la que se vive en la gaditana Carbures entre su presidente -y fundador- y su exconsejero delegado, Rafael Contreras y José María Tarragó, se suma la desatada en la compañía aeronáutica y de Defensa Navair, ubicada en el parque Aerópolis de Sevilla.
En ella, los nuevos socios que entraron a final de 2014 -los empresarios e inversores Javier López Rubio y Julio Casas- tomando un 35% de Navair se enfrentan a los accionistas históricos fundadores de la firma hace 23 años, los hermanos Alberto y Olivier Simon, que controlan el 65%. En el momento de la entrada de estos inversores, mediante una ampliación de capital de 850.000 euros que permitió a Navair sobrevivir, se pactó que tendrían tres asientos sobre cinco en el consejo mientras que los Simon serían mayoritarios en el capital.
Este pacto de confianza funcionó bien durante dos años, hasta final del pasado año, según las fuentes del sector consultadas. Ninguna de las dos partes en conflicto ha querido responder a las preguntas de
www.andaluciainformacion.es sobre este enfrentamiento.
Pero en el consejo del pasado 4 de octubre, los tres consejeros López Rucio, su esposa, economista y consejera delegada de Navair (Pilar Ruiz) y Casas, plantearon a los hermanos Simon una suerte de oferta de compra de sus acciones. Oferta de compra no amistosa a la que se negaron los socios mayoritarios. Tras ello, según las mismas fuentes, Alberto y Olivier son expulsados del consejo. Alberto Simón es, en cualquier caso, consejero delegado mancomunado junto a Pilar Ruiz, cargo del que no ha podido ser apartado.
El último paso en esta pugna se vivirá el 30 de enero, cuando una junta extraordinaria convocada por los socios minoritarios prevé aprobar una ampliación de capital de 1,1 millones para diluir a los Simon y hacerse con la mayoría de Navair.