La caída del consumo siembra dudas entre comerciantes y negocios familiares en pueblos y barrios fuera de zonas comerciales o turísticas.
A modo de ejemplo, este verano apenas un 5% de los locales colgará el “cerrado por vacaciones” en la Comunidad de Madrid, frente a casi un 30% de hace dos años. Son estimaciones de la Cámara de Comercio madrileña.
Es previsible que las ciudades no se queden tan vacías este verano, “la gente no va salir tantos días de vacaciones, habrá veraneantes que hagan turismo en la ciudad... así que los comercios no van a cerrar. Los gastos son los mismos y, lo que vendan, compensará”, explica a Efe su presidente, Salvador Santos Campano.
Después de sopesarlo, Angel V., propietario de un bar en Alcorcón (Madrid), es de los pocos que volverá a echar el cierre el mes que viene. La crisis, y la incomodidad para acceder al local por las obras para construir un aparcamiento municipal en la plaza donde está situado, mantienen el negocio bajo mínimos.
“No sé hasta dónde podremos aguantar”, afirma Carmen, su mujer. Pero los horarios de la hostelería hacen imposible encajar turnos de vacaciones para sus cinco empleados “y tanto él como los camareros y las cocineras necesitan el descanso”.
Así que cerrarán y los últimos días del mes aprovecharán para limpiar y adecentar el local, antes de volver a la actividad en septiembre. Otros, cada vez más, optan por abrir y seguir trabajando a menor ritmo.
Tradicionalmente, una cuarta parte de los establecimientos concentraba sus vacaciones en agosto, según Miguel Ángel Fraile, secretario general de la Confederación Española de Comercio (CEC). Y hay quien coge días sueltos o cierra en fiestas patronales. Son empresas con una media de tres trabajadores y no se pueden alternar.
Se desconoce cuál será el seguimiento global el próximo mes, pero sin duda “habrá menos vacaciones, menos días de descanso en negocios familiares, hostelería y comercios. Hay que resistir”, asegura a Efe Miguel Ángel Fraile.
Es una de las consecuencias de la crisis. Otra es la posibilidad de que se aprovechen las rebajas, las vacaciones, la liquidación de existencias... para la clausura definitiva del negocio, y “podría haber un repunte de estos casos en agosto”, señala.
Es un comportamiento generalizado hasta en los momentos boyantes, coincide el presidente de los comerciantes e industriales de Madrid, Salvador Santos Campano. “El que va a cerrar, lo hace en verano, y parece que se nota menos”.
Entre mayo de 2008 y mayo de 2009, según el secretario general de la CEC, ha cerrado un 2% del comercio –unos 13.000 de los 650.000 puntos de venta que hay en España– y se ha perdido un 4% de empleo, unos 125.000 puestos de trabajo.
En Madrid, indica el presidente de la Cámara de Comercio, habrán echado el cierre unos 5.000 locales, “pero muchos se han traspasado y han vuelto a abrir”.
El sector del comercio es vital, cambiante. Un traslado de zona, una ampliación de negocio, un cambio de actividad, una discusión con el socio, los hijos que no se hacen cargo,... Un 20% de establecimientos se renueva cada cinco años.
“En la última década –explica Miguel Angel Fraile– siempre ha habido un balance positivo. Hemos ido creciendo en torno a un uno o dos por ciento anual. En enero de 2009 se truncó por primera vez la tendencia: hubo más cierres de tiendas por la crisis que aperturas”.
Sin embargo, continúa, desde enero a mayo, en algunas provincias, el balance se ha equilibrado, “lo cual es un síntoma de que ya hemos descontado el exceso de oferta comercial, los que por desgracia eran más ineficientes y no podían aguantar el bajón de ventas”.
La explicación, a juicio de Santos Campano, es que “ha habido negocios montados en un momento de euforia económica, más por inversores que por profesionales”, y “estos son los primeros que caen”. Otros habían brotado en relación con la venta de viviendas y se han visto afectados por el parón inmobiliario.
“Pero es posible que empiece un cambio de tendencia”. En Barcelona, según Fraile, también secretario general de la Confederación de Comercio de Cataluña, “han crecido un 0,15% los puntos de venta en este cuatrimestre. Cataluña es la primera región que padece la crisis, pero también la primera que sale de ella”.
Sin embargo, el “cerrado por vacaciones”, será en agosto mayor entre grandes empresas, sobre todo en la industria, por la falta de carga de trabajo.
Aunque habrá un seguimiento desigual, dependiendo del sector y las expectativas ante el próximo trimestre, en opinión de Alfredo Loizaga, director de la zona norte de Randstad, con competencias en País Vasco, Cantabria, Logroño, Navarra y Aragón.
“Las siderometalúrgicas y los fabricantes de componentes y productos relacionados con la construcción y electrodomésticos”, con poca estimación de ventas y pedidos, pararán la producción y darán vacaciones a todos los empleados, añade el directivo de esta empresa de trabajo temporal.
Mientras, en los sectores de alimentación y servicios se mantendrá como en veranos anteriores, y en automoción dependerá de los encargos en la planta y la marca.
Los negocios pequeños y familiares aguantan mejor en situaciones de crisis, afirma Salvador Santos Campano, pero los empresarios no están dispuestos a contratar con las actuales condiciones laborales, como el pago de 45 días por año trabajado en caso de despido, “las más duras que existen en Europa”, indica.
Mientras no haya un “contrato de crisis, con condiciones específicas para emplear a los parados, los pequeños empresarios seguirán arreglándose con el personal que tienen”. Y estos adaptándose a las exigencias.
En el comercio, indica Santos Campano, “a parte de la relación jefe-empleado hay una relación de convivencia importante y, si hay que quedarse a ver si se vende más, los empleados lo hacen”.
Y aún es posible sacar resultados positivos de la mala situación económica, destaca Miguel Angel Fraile: “El absentismo laboral se ha reducido más de la mitad”, se ha ganado en productividad y las empresas han visto donde ahorrar y buscado mejores condiciones en la relación con los proveedores.