La sede de San Fernando de Henares de la Audiencia Nacional ha acogido el arranque del juicio por las indemnizaciones millonarias percibidas en 2015 por Felipe Benjumea (expresidente de Abengoa, que cobró 11,4 millones) y Manuel Sánchez Ortega (exconsejero delegado cinco años, que percibió 4,4 millones). Tras el análisis de las cuestiones previas, comenzó el interrogatorio de los cinco acusados, los dos citados y el también expresidente Antonio Fornieles (entre febrero y noviembre de 2016) y a las exconsejeras y miembros del comité de retribuciones, Alicia Velarde y Gracia Díaz.
Sánchez Ortega inició la ronda de interrogatorios a los cinco investigados por delitos de administración desleal, que continuará mañana martes, asegurando que quería contestar a todas las preguntas de todas las partes. Respondió primero a las preguntas del fiscal de la Audiencia, José Perals.
"¿La empresa iba bien cuando usted sale de la misma?", inquirió el representante del ministerio público. Sánchez Ortega dimitió como consejero delegado el 18 de mayo de 2015 y se desvinculó completamente como asesor del nuevo consejero delegado, Santiago Seage, el 30 de junio de ese año. La empresa entró en preconcurso en noviembre de ese mismo año.
El exjefe de la que era la mayor compañía de Andalucía argumentó: "A veinte de abril (cuando el consejo de Abengoa conoció y aprobó su dimisión como CEO pero sin hacer pública esa renuncia aún), todos los datos objetivos que hay no muestran ninguna discrepancia con lo recogido en las cuentas de la empresa. Crecían las ventas, la contratación y el ebitda (beneficio bruto), el fondo de maniobra era de 1.010 millones de euros positivos a cierre del primer trimestre del año, la acción subía… No se ha reformulado cuentas y esa era la realidad al dimitir. El consejo tenía esa misma impresión y así lo reconoce el consejo del 15 de junio (cuando se produce su renuncia como consejero de la empresa). Informes de auditoría del primer y segundo trimestre de ese año no tienen ninguna salvedad, y
la empresa cotizaba en España y EEUU y ningún regulador ha cuestionado las cifras. Los datos objetivos son que la compañía estaba en plena normalidad, tenía respaldo financiero, de los mercados, de los clientes..."
Respecto a su decisión de salir de la compañía poco después de firmar su nuevo contrato como directivo en febrero de 2015, Sánchez Ortega argumentó que nada tenía que ver con lo que ocurrió posteriormente en Abengoa por dos motivos. Primero, él ha declarado que "no me convencía" ese nuevo contrato porque defendía los intereses de Abengoa, pero en su caso suponía cobrar al dejar la empresa y no poder trabajar durante dos años en el mismo sector el 50% de lo que cobraría en esos dos años (la indemnización de 4,4 millones correspondía a un sueldo bruto anual). Lo firmó porque un cambio legal a final de 2014 obligaba a ello, aseguró.
Y, en segundo lugar, "había cumplido mi ciclo en la empresa. Quiero cambiar mi vida, mi trabajo. Tras el acuerdo con el fondo estadounidense especializado en infraestructuras EIG el 7 de abril de 2015 y las dos salidas al Nasdaq en 2013 y 2014, había cumplido lo que presenté como objetivos estratégico.
Pensé que la compañía estaba en una situación de normalidad y decidí estar más cerca de EEUU (donde reside desde hace una década, precisó). El contrato de febrero no me afecta a la hora de cuándo me fui, si hubiera firmado con EIG en 2014 hubiera renunciado en 2014", concluyó.
Patrimonio evaporado
Y añadió, desvelando un dato que no era público ya que entra dentro de la esfera de privacidad de Sánchez Ortega: "Tenía bonos por 6,5 millones al salir de la empresa, y no vendí ni uno, prueba de que confiaba en el futuro. Y hasta la fecha de hoy. Además, y aunque sé que esto es una batalla perdida, reitero que
cobré netos 2,2 millones de indemnización y he tenido que afianzar por más de 6 millones en este proceso", lamentó el hoy directivo del fondo de capital riesgo estadounidense Blackrock.
Fuentes cercanas al exjefe de la compañía habían explicado en los últimos meses que Ortega tenía buena parte de su patrimonio personal invertido en Abengoa, pero no se había precisado la cifra. Tras la quita del 97% sufrida por los acreedores para que Abengoa evitara la quiebra en noviembre del año pasado, Sánchez Ortega ha visto evaporarse en torno a 6,3 millones.
Sánchez Ortega y el fiscal Peral mantuvieron un rifirafe a cuenta de la fecha concreta de desvinculación total del exconsejero delegado de Abengoa, ya que éste quedó vinculado a la empresa con un contrato de asesoramiento a Seage como nuevo CEO. "Se firmó un acuerdo como asesoramiento por un mes mes para el nuevo CEO en el que yo no tenía poderes ejecutivos para ayudar a la transición pública, desde el 19 de mayo y hasta el 30 de junio.
Esto es algo normal, una transición entre CEOs, en muchas compañías. Desde 1 de julio ya no volví a trabajar como ejecutivo ni asesor para Abengoa. Con Blackrock firmé el 06/05 y me comprometí a incorporarme el 06/07. La duración del contrato de asesoramiento en Abengoa no la conocía, dependía de cuándo me dieran la ciudadanía americana, y en la segunda quincena de junio ya se solucionó según me comunicó Blackrock", detalló Ortega.