A nadie escapa a estas alturas que llevar a cabo cualquier trámite administrativo, por simple que sea, se convierte en una auténtica odisea de ventanillas y papeles y más papeles. Pero hay cuestiones que no pueden esperar y que deben de encontrar una rápida respuesta por parte de la burocracia de este país. No es comprensible que un buen número de familias de Buen Pastor lleven esperando diez meses para recibir una ayuda del Estado por las inundaciones por el hecho de que falte el típico papelito de amarras. Mientras, muchos de los afectados han tenido que hacer uso de sus ahorros para volver a recuperar parte de esa vida que tenían antes de que ese fatídico 11 de octubre de 2008. Mucha razón tiene el presidente de la entidad vecinal al vaticinar que quizás a este dinero haya que sumarle otro dentro de poco como los aguaceros empiecen a caer y no estén del todo solucionado los problemas de pluviales que padece la zona.