María Jesús Montero pide entusiasmo a los militantes del Psoe para que se movilicen de cara al 28A y eviten con su voto masivo que se vuelva a repetir lo sucedido en las pasadas elecciones andaluzas en donde un insuficiente apoyo a los socialistas les hizo perder el poder en favor de PP, Cs y Vox. La Ministra de Hacienda apela con ello a una movilización total de la bases con el fin de obtener el máximo posible de escaños en juego y alcanzar la mayor ventaja para que puedan seguir gobernando. Y, si es factible, con más comodidad, sin necesidad de contar con los nacionalistas e independentistas.

Sabe, en definitiva, Montero, que sólo si se es capaz de ilusionar a los suyos, se puede trasladar al resto de votantes el atractivo suficiente para captar el respaldo de unos ciudadanos que, por lo general, observan con estupor el navajeo interno que persiste en las filas socialistas. Una polarización extrema en torno a las figuras de Pedro Sánchez y Susana Díaz que no cesa a la espera de la batalla final que dicen es inminente. Ese ruido permanente está alcanzando límites insoportables para unos y otros. Y no sólo cabe atribuirlo a las lógicas pugnas por las listas. Al parecer, se ha llegado a la conclusión de que uno de los bandos sobra en un partido que aspira, precisamente, a estar abierto a todo progresista de bien.

La situación se ha hecho insostenible para muchos militantes, hartos y cansados ya de tanta beligerancia interna y eso que esta formación ha vivido contenciosos más graves aún con anterioridad. Tanto, que ya los hay que prefieren tirar por la calle de en medio, una especie de rebelión de los sargentos, cuadros del partido y cargos institucionales que están cansados de los tirones de unos y otros y que quieren aprovechar esta coyuntura favorable que ya apuntan las encuestaspara cerrar el paso a la ultraderecha y a los separatistas. Por eso, en efecto, el entusiasmo al que se apela puede que sea el mejor recurso posible en estos difíciles y trascendentales  momentos.