“Echar raíces después del tiempo de búsqueda y empezar una vida más estable me hizo pensar en el lugar de donde soy, Arcos de la Frontera – comenta Beatriz - Empecé a echar de menos el contacto con la materia, dejé a un lado el ordenador y se me ocurrió la idea de montar un espacio multidisciplinar donde incluir las diferentes artes, contando con la colaboración de personas que, en dicho espacio, pudieran aportar sus conocimientos.”
En boca de Beatriz Cañas, estas son las razones por las que comienza un proyecto, La Casa Taller. Ubicada en la calle Carlos Saura de nuestra localidad, funciona desde hace tres años con un claro objetivo: a través de sus servicios, fomentar y participar activamente en el desarrollo de la cultura y las artes en Arcos.
Dicen los entendidos que los semejantes se atraen y como no podía ser menos, La Casa Taller, en simpática correspondencia de pareceres y actividades se aúna con Calle Trece, también en Arcos , a través de la actriz, directora y dramaturga Montserrat D’Abrantes. Un tándem de ideas e ilusiones, apostando por una ciudad insuficientemente protegida y valorada – según sus palabras - por las instituciones en sus aspectos culturales y artísticos.
Montserrat D’Abrantes, canaria de nacimiento, reside en Arcos de la Frontera desde hace de diez años. Durante este tiempo, le asiste la experiencia de haber sido la precursora en trasladar el teatro a las calles arcenses así como, y en acuerdo con empresas locales, elaborar proyectos semanales de animación teatral infantil. Durante los últimos cinco años, ha trabajado en diferentes delegaciones del ayuntamiento impartiendo clases de arte dramático a colectivos infantiles, juveniles y adultos, así como a adultos con diversidad funcional, incluyendo en la formación al Centro Ocupacional Juan Candil. Actualmente, da sus clases en Calle Trece, estudio de arte ubicado en la calle Peña Picada.
A Beatriz Cañas, le fascina, y de ahí sus comienzos en la Casa Taller, trabajar con la infancia y la adolescencia. Piensa que actuar desde una edad temprana es garantía de una sociedad formada y desarrollada, sin olvidarse de los jóvenes, a quienes, por experiencia, les considera más independientes y capacitados de sentirse identificados con sus proyectos de futuro, en este caso, a través de las Artes.
Declara que agradece a su familia haberla apoyado en su elección de facultarse en Bellas Artes, conocimientos que le permiten saber de qué habla. En su rostro se dibuja una sonrisa de satisfacción al expresar que siempre y desde niña, lo que más le gustaba era dibujar.
Existen naturalezas cuyo perfil pareciera que viene determinado desde el nacimiento. Nos arriesgamos a decir que ese es el caso de estas dos mujeres Beatriz y Montserrat, quienes en relación directa, tanto existencial como profesional a través del arte, pujan por cambiar los perfiles artísticos/culturales de nuestra sociedad. Quizás, habrá que preguntar qué piensan ellas.
Beatriz: ¿por qué un espacio multicultural?
—En Arcos hay cierta carencia cultural que hay que seguir enriqueciendo. Me identifico con el mundo infantil y también con el juvenil, aunque a éste segundo es más difícil llegar. He contactado con los centros escolares e institutos, pero detecto como cierta desconfianza.
¿Por qué?
—Parece que se teme dedicar tiempo a la cultura, la cual se vincula al ocio y no a la formación. No creo que sea la fórmula correcta. La cultura forma parte de nuestras vidas y ha de estar presente en todos y cada uno de los ámbitos sociales. Ahora, parece que están despuntando algunos centros educativos con otra manera de enseñar. La cultura se tiene que palpar más en el pueblo, en la calle y hacer que la ciudadanía forme parte de ella. A través de la música, el teatro o el arte visual, la cultura ha de tener presencia activa usando el espacio público hasta hacerlo familiar.
Montserrat asiente a las palabras de Beatriz y añade:
—Tras la formación teatral y en mis inicios profesionales, recuerdo experimentar una efervescencia creativa muy intensa y enriquecedora, eran los tiempos de la bonanza cultural. Habíamos entrado en una activación social en la cual, la cultura, reconocida por las instituciones, ofrecía un público atento y participativo, tanto en la calle como en teatros, locales, espacios alternativos...
Beatriz apostilla:
—El teatro tiene una parte humana que todos llevamos dentro. Todos interpretamos. Para buscar trabajo, para resolver un conflicto… y al final tienes que entrenarte en eso. El ser humano tiene esa tendencia a la interpretación que, estimulada a través de la enseñanza, proporciona grandes beneficios. Digamos que el arte dramático fortalece y desarrolla la inteligencia emocional. La timidez, la autoestima o ciertos complejos se pueden superar a través del desarrollo de esa inteligencia.
No me llama la atención que la directora de La Casa Taller tenga tan claro los conceptos de una materia cuya especialidad más bien corresponde a su compañera de entrevista. Suele decirse que las artes confluyen en un punto común y eso se nota a nivel de sensibilidades entre quienes las practican. En este sentido, Montserrat continúa:
—La pedagogía teatral no sólo depende del uso de unas u otras técnicas, o de las teorías interpretativas. Existe una facultad que no se transmite a través del estudio y que emana del laboratorio personal, de la reflexión y la experiencia profesional. Cuando trabajas con la infancia, la juventud u otros colectivos, se produce una profunda interrelación a través de las materias transmitidas y el receptor, incluyendo valores de autoconocimiento personal. Si se utilizan las herramientas adecuadas se produce el éxito, se incentiva la ilusión y se comprenden los verdaderos resortes que el teatro aporta.
Entre sonrisas, buen humor y esa determinación que ofrece el estar convencidas de su pasión, les preguntamos por el medio, las instituciones y su relación con las artes y el teatro.
—Sinceramente no interesa… – continúa Beatriz ante la nueva pregunta – A las instituciones no les interesa fomentar las materias artísticas y que desarrollemos nuestras aptitudes, pues estás trabajando una inteligencia que te hace más fuerte. Eso tiene que cambiar, hay que trabajar más al individuo y sus potencialidades creativas.
Nos preguntamos si a través de los servicios que prestan centros como La Casa Taller, se están cubriendo necesidades en Arcos que, de otra manera, no se cubrirían. Ambas sonríen y abre el turno de palabra de nuevo Beatriz:
— Es verdad que aquí, desarrollamos actividades que el ayuntamiento no tiene. Cuando inicié mi proyecto empresarial, la municipalidad ofrecía clases o talleres desde mi punto de vista a un precio vergonzosamente barato. Opino que no dan el lugar y la importancia que tienen estas actividades artísticas. Creo que las personas que enseñan han de estar formadas y la solución no es cobrar un precio tan abaratado. Es verdad que hay personas que tienen una renta baja y hay que ayudarlas como al resto a que participen, pero las personas de renta normal, pueden tener acceso a aquéllas y hay que cobrarlas a un precio razonablemente adecuado al valor del trabajo que se realiza por parte del profesional que imparte la materia.
Sigue Montserrat…
—Es curioso observar cómo en la etapa en la que impartía clases en Tenerife para diferentes Ayuntamientos, por dos cursos se cobraba lo mismo que ahora y aquí por dar seis cursos a seis colectivos distintos. Esto resulta descorazonador y no cabe duda que manifiesta un profundo retroceso de la valoración que, desde las instituciones, se tiene de la cultura. Hemos pasado de aquel boom cultural a una época en la cual la cultura y el arte es más objeto de consumo que de aprendizaje y disfrute en valores consustanciales, no por ello menos lúdicos. Hoy parece que todo el mundo entiende de todo y que todos estamos capacitados para cualquier cosa. Esto no es correcto. A pesar de la muchísima información existente, a mí no se me ocurriría dar cursos de pintura o de guitarra e incluso de costura. Existe mucho intrusismo y muy poco respeto hacia quienes han dedicado y dedican su vida a una materia que aúna experiencia, pasión y naturaleza. El ser humano es rico, pero el respeto ha de primar por encima de las aficiones que, perfectamente justificadas, ocupan su lugar.
Es lógico preguntarles si han expuesto estas razones a los responsables culturales de nuestro ayuntamiento, a lo que Beatriz responde:
— Sí, y sigue todo igual. A mí como empresaria me perjudica que desde el ayuntamiento se estén dando clases a un precio excesivamente barato. Podríamos hablar de competencia desleal. Dar clases no es poner y quitar cosas. Hay que estar cualificados y eso tiene un valor. Conozco a personas que asisten a actividades del Ayuntamiento que, como son tan baratas, les da igual ir o no ir, o dejar de asistir.
Sigamos con el teatro. Recientemente hay colaboración entre el estudio Calle Trece y La Casa Taller. Montserrat D´Abrantes, participa con las jornadas de puertas abiertas en tu espacio. ¿Qué significa esta iniciativa? Beatriz hace una pausa y responde:
— A mí me ha gustado siempre compartir y he preferido trabajar en equipo que hacerlo individualmente. Creo que se pueden conseguir más cosas y lo más importante es el enriquecimiento de las dos partes. Ha habido un acercamiento desde el principio. Calle Trece y La Casa Taller pueden trabajar en equipo en disciplinas similares. Montserrat es una magnífica profesional y una bella persona y creo que podemos hacer muchas cosas en común y muy interesantes. Respecto al trabajo de Montserrat, me gustan mucho los textos que utiliza. Los escribe ella. Tiene una particularidad y es que hace un teatro que no es cómodo y tienes que estar prestando atención a cada frase. He percibido mucha humanidad en los textos y te invitan a pensar en lo que estás escuchando y viendo, y a mí me gusta ese aspecto inteligente del teatro. Otras veces, cuando asisto a una función, la sensación es… he pasado un buen rato, pero he vuelto a casa sin nada más. Me ha faltado algo. Cuando hay algo especial, no lo olvidas nunca.
Montserrat, atenta a las palabras de Beatriz, esboza una leve sonrisa intentando disimular esa timidez natural que sonroja a quien es capaz de encajar el halago con cierto rubor. Le damos su turno de palabra:
— Siempre he sido una defensora de la esencia teatral. No es incompatible la comedia con la profundidad, el drama con la liviandad, o la tragedia con el mensaje. Desde Aristófanes, Sófocles o las anteriores fiestas Dionisíacas, el teatro ha venido evolucionando hasta la modernidad en formas y manifestaciones. Pero existe una línea raíz en cualquier representación o texto teatral que depende del autor o autora. La magia o la poesía, así como el mensaje o la intencionalidad del texto, siempre determinan la pieza. Si consideramos que el arte en general y el teatro en particular es un vehículo de expresión, mejor es utilizarlo de forma inteligente, lúdica si cabe, pero comunicativa. Y me parece que, en los tiempos que corren, hay muchas cosas que comunicar. No podemos quedarnos sólo en el ´pasar un rato´. Hay que tratar de llegar al espectador, con risas o, a veces, con emociones que invitan al llanto. Depende del cariz del espectáculo. La genialidad surge cuando eres capaz de enganchar a quien, sentado en la butaca, se queda con ganas de más.
Juntas, se han puesto de acuerdo para llevar a cabo un programa de cursos de teatro, a partir de tres años en las instalaciones de La Casa Taller. Con la matrícula abierta para este verano, han iniciado la actividad con las Jornadas de Puertas Abiertas en las que participa el alumnado de Montserrat D’Abrantes de Calle Trece y a las cuales, se puede asistir los jueves a partir de las seis y media de la tarde durante el presente mes de junio, pudiendo tener así un primer contacto e información del proyecto en común de estas dos facultadas artistas. Se pretende la continuidad para el nuevo curso 2016/2017 a partir de septiembre y no nos cabe la duda de que la diferenciación y la calidad vienen dadas por sus componentes. Se nos queda mucha tinta en el tintero. Seguro, habrá otra oportunidad. Gracias a las dos.