Hablamos con José Manuel (Pepe) Daza, arquitecto técnico, colegiado desde 1978 como autónomo. Daza entró en el mundo de las Hazas en 1996 cuando le ofrecieron ser miembro de la Junta de Hazas, pero fue en 2010 cuando “me adentré en profundidad” en este tema en el que nos centramos esta semana. Antes de ese año “estaba muy mal organizada. Con colonos de Vejer ocupando hazas que estaban subarrendadas a agricultores de Barbate. Había un caos. En 2010, con Jacinto Moreno como edil de Patrimonio,se dieron “los primeros pasos para arreglarlo”.
¿Qué son las hazas de suerte?
–Físicamente son porciones de tierra de labor que tienen el apellido de suerte por cómo se disfruta de su renta y por cómo pueden ser arrendadas por agricultores y ganaderos de la localidad. Podemos ser agraciados por la renta que produce y ser agraciados para su cultivo, en función si es asentado agricultor o ganadero, o si uno está en el padrón de habitantes de Barbate.
¿De dónde proceden?
–De nuestro municipio matriz, Vejer. El 11 de marzo de 1938 nos segregamos y en el reparto de derechos y deberes nos correspondía a nosotros un tercio de los mismos. Dentro de las hazas nos correspondieron 124 hazas de un total de 356. Se dio la paradoja que no había suficientes hazas en el término de Barbate, por lo que obtuvimos hazas en el término municipal de Vejer.
¿Fue un buen acuerdo?
–Es como todo. Los vejeriegos dicen que el que se va de su casa lo pierde todo. Nosotros nos fuimos pero nos llevamos nuestros derechos. Hay muchas opiniones. Como barbateño creo que sí fue un buen acuerdo porque nos llevamos lo que nos correspondía. De hecho, también lo fue para Vejer porque Barbate cedió derechos que le podían haber correspondido. En esa segregación se hizo en función del número de habitantes, y nosotros simplemente contemplamos los núcleos de Barbate y Zahara, el resto no se tuvo en cuenta, con lo cual eso benefició a Vejer.
¿Cuál es su historia?
–Las hazas en un principio vienen de la repoblación de los terrenos de la reconquista para asentar en ellos a la población en las zonas fronterizas. El que tenía caballos, es decir, mayores medios para la defensa, se le daba una caballería que se componía de dos hazas y a los peones, los guerreros de a pie, se le daba una. Luego llegó el acuerdo con Juan Relinque, vecino de Vejer defensor de estos bienes comunales, y en 1542 el consejo de Vejer empezó a repartir las tierras de ‘pan llevar’ como se las denominaba, que eran el germen de las hazas de suerte. Realmente aparece ese reparto reglamentado como tal a partir del año 1868. En esa época ya se había reglamentado cuándo, cómo y quién podía acceder al sorteo. Es algo singular de esta zona porque aunque hay tierras comunales en otras zonas, el reparto en forma de sorteo al parecer es algo único de aquí.
¿Cómo se gestionan las hazas de suerte en Barbate?
–Desde la segregación realizamos un primer reglamento en 1940 y también se realiza el primer padrón. Ahí se regula la renta de las tierras y quién puede acceder como agricultor a su labranza y quiénes podían estar en el censo, que debían ser naturales de Barbate (con Zahara, el Soto, Manzanete... incluidos) o llevar más de veinte años residiendo fijo en la localidad. Se inscribía al cabeza de familia al ser núcleos familiares. En sus primeros años había dificultad para encontrar agricultores para trabajar esas tierras y poco más o menos hubo que forzar a gente para que se quedasen con varias hazas para su explotación porque eran años de bonanza en el sector pesquero. Ese censo se agotó en 1960, realizándose uno nuevo en el que se inscriben unos 3.300 cabezas de familia. Ese es el que está actualmente vigente y del que quedan unos 900 cabezas de familias pendientes de que les toque el premio.
¿Y esos son los que actualmente entran en el bombo?
–Exactamente, son los que participan en el sorteo. La idea es que a todos les toque a los inscritos. No tiene nada que ver ese censo comunal con el censo normal de habitantes de ahora.
Y una vez que se agote se hará otro ¿no?
–Sí. Está previsto en el 2040 ó 2044.
¿Si ha fallecido sigue participando a través de sus familiares?
–Sí, les toca a sus herederos directos. Esa particularidad la tenemos porque la renta se destina a la unidad familiar en el que figuraba un cabeza de familia.
¿Cuándo se celebra el sorteo?
–Cada cuatro años hay un sorteo, siempre en torno al 20 de diciembre. Concretamente en los años bisiestos. El próximo es en 2024, en el que entrarán 124 hazas y en el otro bombo las 900 bolitas que quedan pendientes. Ahora, tras el último reglamento del año 2018, hicimos una particularidad como es reservar diez hazas para los más mayores de la localidad, con la intención de que les toque en vida.
¿Lo que toca es la renta que genera la explotación de las hazas?
–Exactamente. De esas 124 hazas, tenemos 70 hazas y media que son las expropiadas por el Ministerio de Defensa, que también se sortean. El resto están actualmente arrendadas a agricultores o ganaderos que las explotan tras el pago de un canon anual que es la renta que se llevan las familias.
¿Y de las expropiadas?
–Antiguamente, del dinero del capital expropiado, los intereses lo dedicábamos al sorteo y después, tras venirse abajo esos intereses desgraciadamente, tenemos unos ingresos importantes por los parques eólicos que destinamos al sorteo.
¿Todos reciben lo mismo?
–No. Antiguamente las hazas dependían de la renta de las fanegas de trigo, por lo que había tierras mejores o peores y fue entonces cuando se fijaron esas rentas, aunque evidentemente se van actualizando cada año. Las expropiadas, que en el último sorteo le dimos una importante subida (de 414 euros al año a 750 euros al año). La más buena está en torno a 1.525 euros anuales. La particularidad que estamos teniendo es que las expropiadas, como son hazas de menos valor, lo que hacemos es agruparlas en un pago único.
¿Las expropiadas son por el Ministerio de Defensa?
–El 31 de julio de 1981, el Consejo de Ministro aprueba la expropiación urgente de los terrenos de la Sierra del Retín para el Campo de Tiro. Nos expropiaron 70 hazas y media fijadas a un precio de unos 283 millones de pesetas, precio que se aceptó tanto por la Junta de Hazas de aquella época como por el Pleno Municipal sin discusión. A lo largo del tiempo se vio lo perjudicial que era para la localidad. No iba a ser San Fernando, ni Rota. A partir de 1988 se empiezan a pedir compensaciones pero quien interpuso un contencioso administrativo contra Defensa fue Paco Tamayo (exalcalde) en 1992. En 1994 el Tribunal Supremo sentenció que la expropiación fue legal porque el interés de la defensa es superior al bien comunal. Y sobre el ‘justiprecio’ dijo que tras diez años de ser aceptado no procedía reclamación económica alguna, con el agravante de propietarios afectados por dicha expropiación del Retín que reclamaron ese justiprecio y a los que les pagaron cinco veces más que al Ayuntamiento por la hectárea. Es decir, que en realidad podríamos haber cobrado cerca de 1.300 millones de pesetas de aquella época. Por eso me indigna lo ocurrido porque además ese capital de la expropiación generaba unos intereses muy altos que no se dedicaron a rentabilizarlos con la compra de terrenos, sino que fueron usados para gastos comunes de los ayuntamientos de aquella época. Es decir, la renta de esas hazas fue mermando hasta los citados poco más de 400 euros.
¿No hay nada que hacer?
–Ahora mismo hay poco que hacer. De hecho, después de un decreto del 3 de noviembre de 2014 vuelven a declarar al Retín como zona de interés para la defensa nacional. Lo tenemos muy complicado. Tras la expropiación quedan 53 hazas y media arrendadas para su cultivo.
¿Han entrado diez hazas nuevas?
–Exactamente. Cuando se hizo la expropiación forzosa, Defensa delimitó la zona pero cuando van a ocupar los terrenos se dan cuenta que han expropiado incluso la carretera N-340 y caminos que iban de Manzanete a Zahara. Y claro, eso supone que deben mantenerlos y ven que no les interesa realmente, con lo que dejan fuera unos sobrantes de hazas que se quedan perdidos y que se los vuelven a ceder al Ayuntamiento. Un Ayuntamiento que en aquella época realiza una dejación de funciones y no los recupera. ¿Qué ocurre? Que los agricultores y ganaderos se quedaron con aquellos ‘picos’ desde 1981 en una ocupación en precario que ningún gobierno local quiso actuar hasta hace unos años con personas como David Rodríguez Porras, Antonio Aragón y un servidor, que al final hemos logrado recuperarlas y regularizarlas, con lo que hay diez nuevas hazas que incorporaremos al próximo sorteo de 2024.
¿Qué opinión le merece los proyectos que encabezan colectivos como Amigos del Pericón?
–Estoy encantado con ese tema porque es una puesta en valor de las hazas. Es una colaboración que estamos realizando con ellos, bajo un convenio marco ya firmado, y ahora haremos convenios puntuales para distintas actuaciones, la primera es rescatar el potencial medioambiental de esas hazas. Queremos llevar a cabo visitas de escolares, miradores, zonas inundables… es decir, ponerlas en valor. Además llevan un proyecto de cultivos ecológicos con asesoramiento para agricultores… una serie de actuación que tienen como objetivo mejorar la producción de esas tierras, con lo que se mejoraría las rentas.
¿Es necesario potenciarlas, darlas a conocer y explicar su importancia para el pueblo?
–Aquí de las hazas nos hemos acordado cada cuatro años cuando era el sorteo. Y hay fotos antiguas con el Ayuntamiento repleto de gente. Hoy en día apenas va gente. Es verdad que hemos mirado más al mar y dando la espalda al campo. Algunos no sabíamos qué eran las hazas de suerte, pero desde hace un tiempo estamos intentando realizar una labor cultural, de difusión y medioambiental para corregir esa situación. Una labor que beneficia tanto a las propias hazas como al pueblo con la potenciación del nombre de Barbate.
En Vejer se está trabajando para que sean declaradas por la UNESCO Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad…
–Nosotros en ese aspecto lo tenemos algo descuidado, la verdad. No seguimos el ritmo y ellos van muy adelantados en ese tema aunque ha habido comisiones conjuntas, pero llevamos tres o cuatro años un poco separados. Estamos ‘subidos a ese carro’ pero el timón lo llevan ellos. Nosotros no lo estamos haciendo bien el trabajo.
¿Da la impresión que en los últimos años sí se ha mejorado en cuanto al cuidado y difusión de las mismas?
–Sí. Hasta el año 2010 la gestión era un desastre. Y desde entonces se ha cambiado el rumbo. Hemos puesto en marcha premios para su difusión, con becas en los centros escolares… además de reorganizarlas. Estamos, creo, que dándole el valor que merecen.
¿Quiénes componen la Junta de Hazas?
–Está compuesta por los 21 concejales de pleno del Ayuntamiento y 21 vecinos que representan distintos sectores económicos y sociales de la localidad. Todos los votos son iguales y son los que se encargan de gestionar a través de comisiones como la de Asentamiento, Económica y del Padrón. Son cargos sin remuneración.
¿Cada haza tiene un tamaño?
–Sí, aunque ronda las 13 hectáreas cada una. Recientemente hemos realizando un levantamiento planimétrico porque ni eso estaba hecho. Gracias al mismo hemos actualizado las lindes, las ubicaciones, hemos actualizado las topografías y ahora estamos regularizando los excesos de superficies que no estaban recogidas en los reglamentos. Hay hazas con 19 hectáreas.
Y por último y por curiosidad, ¿qué se cultiva en ellas?
–Antiguamente existían cultivos variados como el algodón y la remolacha, pero en la actualidad se dedican a cultivos ecológicos para alimentos del ganado también ecológico, como la cebada, avena, heno, etc.