Mama, quiero seguir estudiando para ir a la Universidad. Así de tajante se mostró Tamara, una joven antequerana de 18 años, ante su madre, Antonia, cuando terminó el bachillerato en el Instituto José María Fernández. Tamara, de etnia gitana, es la mayor de una familia humilde de seis hermanos a los que ha cuidado desde pequeña junto a su madre, mientras su padre, Antonio, trabajaba. “He pegado puerta a puerta cuando no tenía para que mis hijos tuvieran una libreta, un libro o cualquier cosa para el colegio”, explica Antonia.
Tamara siempre ha querido estudiar y sus ganas se han chocado en muchas ocasiones con las dificultades económicas y de recursos con las que lucha aún su familia. “Sé la responsabilidad que me toca por ser la mayor, además he estado siempre muy unida a mi madre y sólo pensar que tenía que irme de casa para estudiar hacía que me lo pensara mucho”, detalla Tamara.
A la lucha de sus padres, se ha unido el ingenio de la joven que pedía a los profesores los libros que mandan de prueba o copiaba lecciones enteras de los de sus compañeras para poder estudiar en casa. Las ganas de Tamara han calado en la gente que la rodea, no sólo sus padres que ya conocían el interés de la joven, sino también en sus profesores, educadores y monitores de Asuntos Sociales que no han dudado en prestar toda su ayuda a Tamara. “Llevamos 16 años trabajando con la familia y siempre hemos confiado en las ganas y la capacidad de superación de Tamara, y sus padres, ellos son dos pilares de acero para ella, sólo ellos saben lo que han luchado para seguir adelante y que no les falte nada a ninguno de sus hijos”, añade Manuel Flores, mediador del programa Despertador que desde hace cuatro años funciona en el Área de Derechos Sociales del Ayuntamiento de Antequera y que ha conseguido que el absentismo escolar se reduzca a menos del 1 por ciento en la ciudad.
Es un programa que trabaja conjuntamente con los centros y las familias y con el cual se inicia una respuesta inmediata del área para que el caso de absentismo no empeore y evitar así que pase a la Fiscalía de Menores y puedan retirar al menor de su familia. “Seguimos caso a caso, les acompañamos con un autobús hasta el colegio y a través de partes de asistencia que realiza el centro hacemos un seguimiento del menor. Además, ponemos todos los medios para que, como en el caso de Tamara, los pocos recursos económicos no pasen a convertirse en una traba o desgana en el menor. Yo siempre lo digo: si me ayudas te ayudo”, detalla Manuel.
Capacidad de superación
“Mucho orgullo”. Es la frase que más repiten los padres de Tamara a pesar de que su realidad a la edad de la joven era muy distinta y que reconocen que podían haber reaccionado de otra manera pero las ganas de Tamara y su esfuerzo se ha visto recompensado en el apoyo incondicional de sus progenitores. “Queremos que ella y todos nuestros hijos tengan todas las oportunidades posibles y que no se les cierre ninguna puerta para formarse y tener un buen futuro”, dice Antonio, su padre.
LLegó la hora. Tamara debía hacer la maleta. Entre todos habían conseguido que la joven cuente con lo necesario para ir a la Universidad. Lo que estudiar ya hacía tiempo que lo tenía claro. “Será porque los he visto trabajar, porque sé lo que pueden hacer por los demás, y lo que han hecho por nosotros, que sabía desde el principio que quería ser trabajadora social”, dice la joven mientras sus padres y Manuel la miran con alegría. “El momento de hacer la maleta para irse a un piso a Málaga fue duro. Ella era incapaz de meter nada sólo hacía llorar y yo también, pero las dos sabíamos que era lo que teníamos que hacer”, recuerda la madre.
Un buen ejemplo
Es difícil descubrir detrás de las palabras de Tamara a una joven de 18 años. Ella es muy consciente de que su vida podría haber sido muy distinta y que su empeño y decisión la han convertido en un ejemplo para sus hermanos y muchas chicas y chicos de su edad. “No quiero estar como están mis padres, sé lo que han luchado por nosotros y por mí y quiero aprovecharlo, me da mucha rabia la gente que puede y no lo hace o los que se dejan llevar por el entorno que les ha tocado vivir. Si se quiere se puede estudiar. Siempre se lo digo a mis hermanos, especialmente, a Rafael. Es muy listo pero a veces lo duda y yo no hago más que insistirle en que siga estudiando”, explica Tamara frente a sus padres mientras no puede evitar que salga alguna que otra lagrimita.
Ahora, gracias a las ayuda de Asuntos Sociales, Cáritas y el apoyo de sus padres, cada jueves Tamara vuelve de la Universidad de Málaga a Antequera, a su barrio, a su casa, a sus amigos y a su familia a los que le cuenta entusiasmada lo que ha aprendido y vivido esa semana. “En los primeros días de clase tuvimos una actividad en la que proyectaron un documental sobre la Palmilla se creó un debate sobre los gitanos, sobre cómo viven y la venta de droga. Yo me levanté entre 130 compañeros y dije yo soy gitana y como en cada etnia o grupo no todos somos iguales”, explica como anécdota la joven. Sin duda, su experiencia será en su vida y su trabajo el mejor espejo en el que mirarse.
Educación
Antequera cuenta con un índice de absentismo escolar que no supera el 1 por ciento.
Antequera cuenta con una tasa de absentismo escolar de solo el 1 por ciento, cifra que desde el Área de Educación y Derechos Sociales del Ayuntamiento de Antequera pretenden disminuir con la campaña que han presentado bajo el lema “ni un día sin clase, es su derecho, es tu deber”.
“Se trata de una cifra en la que se recogen solo los casos más graves, es decir, aquellos que precisan de la intervención de los servicios sociales, ya que hay muchos que son resueltos desde el centro”, detalló la concejala de Derechos Sociales, Dolores García. La campaña se pondrá en marcha en este primer trimestre a través de folletos que llegarán a todos los centros y talleres en los que participarán las familias en las que se ha detectado algún caso de absentismo escolar. Una vez finalizado el periodo de información y prevención pondrán en marcha una comisión local de absentismo para ver los resultados.