Cuando una persona con su familia decide ocupar una vivienda, dejando la que tenía alquilada porque ni se encuentra en buenas condiciones de habitabilidad ni el dinero le da para pagar el alquiler a final de mes su desesperación debe rozar límites insospechados. Y así se encontraban el pasado 9 de octubre Miguel Ángel Mulero, de 42 años, separado y con dos hijos de 14 y 10 años y Francisco Manuel Calle, de 32, casado y con otros dos niños de las mismas edades.
El lugar elegido, dos viviendas de Corralón de los Carros 48-50, una promoción de la Junta de Andalucía cuya obra aún no ha sido recepcionada, según explican las familias,ocupas. Son ocupas pero se sienten vecinos del barrio, puesto que las casas donde antes dormían casi colindan con la finca en la que ahora habitan. Se sienten tan vecinos que incluso ya les llegan las cartas, porque han podido empadronarse en ‘su nueva vivienda’. Por el momento incluso sobreviven con la luz y el agua de obra.
Miguel Ángel Mulero no recibe ningún tipo de ayudas ni del Ayuntamiento, ni del Inem y pagaba un alquiler de 380 por “una casa antigua considerada infravivienda. No podía pagar el alquiler y aunque en algún momento contó con el 80 por ciento de las ayudas de servicios sociales al alquiler dice que ahora “no me la conceden porque consideran que con 42 años puedo trabajar”. Este hombre que se dedicaba a la consrucción, ahora se busca la vida en el muelle y con la venta ambulante. Lleva en situación de desempleo desde hace dos años y con esta ocupación no “pretendemos quedarnos aquí, sino que nos escuchen los distintos organismos”.
Mulero echa de menos que desde el Asuntos Sociales “alguien se ponga en contacto conmigo”, aunque desde Procasa sí que lo han hecho, explica el afectado.
Estas dos familias saltaron a las viviendas por la azotea y se encontraron con que “las llaves estaban puestas en la puerta” por lo que no tuvieron ni que dar una ‘patada a la puerta’ ni forzarla para poder acceder a ellas. Tanto es así que además de las dos que se han ocupado había otras cuatro en la misma situación, es decir, con las llaves puestas. Unas llaves que han entregado a la empresa constructora.
Mulero explica que podía haber cogido cualquier otra vivienda, incluso con más habitaciones, pero “me he quedado con una de un cuarto”.
Francisco Manuel Calle explica que es camarero y tiene un sueldo de 540 euros, de los que 413 euros se le iban en el alquiler de una vivienda de dos dormitorios “medio en ruinas, con puntales por el piso de arriba, que le tuvieron que quitar 10 ladrillos al techo donde dormía mi hija”.
Afirma que lleva diez años apuntado en Procasa y que sólo quieren que les ayude. Asegura haber advertido al alcalde de Cádiz, José María González, a Procasa, y a la Junta de Andalucía, que “iba a dar una patada a la puerta de una casa”.
La constructora ha puesto la denuncia y tendrán que ir a juicio. La citación está prevista para el 2 de enero, “y seguramente a los dos días del juicio nos echen a la calle”. Los ocupas de Corralón de los Carros 48-50 aclaran que “ya lo hemos dicho. Nosotros nos vamos pero sabiendo cuál es nuestro futuro, con una solución firmada”.
La única solución que le dieron a Calle por parte de asuntos sociales era que “nos alojáramos en la última planta del hospital de San Rafael, pero nosotros no queríamos eso para nuestros hijos”. Esta familia sí ha recibido la visita de las asistentes, que incluso han estado en la casa ocupada.