Mujeres con niños pequeños de la mano, ancianos, algunos subsaharianos, pero en su gran mayoría adolescentes y jóvenes se dirigen hacia el Tarajal
Decenas de personas siguen entrando esta mañana en la ciudad española de Ceuta a través de huecos abiertos en el espigón que prolonga la frontera de Tarajal hasta el mar, según ha podido comprobar Efe, ante la aparente pasividad de la policía marroquí y las Fuerzas Auxiliares (cuerpo paramilitar) desplegados en la frontera.
Mujeres con niños pequeños de la mano, ancianos, algunos subsaharianos, pero en su gran mayoría adolescentes y jóvenes se dirigen en un reguero imparable hacia el espigón de Tarajal con lo puesto, sin equipaje alguno -aunque algunos pasan con una maleta-, y al encontrarse con una barrera policial de unos diez agentes, sencillamente la rodean y bajan por un flanco para llegar al espigón.
Allí, durante la jornada de ayer los miles de personas que lograron pasar (5.000 en total, un tercio de ellos menores no acompañados) excavaron un hueco entre los bloques de hormigón y las vallas de hierro, por los que hoy es posible el acceso de forma fácil.
En cualquier caso, los agentes marroquíes observan lo sucedido sin intervenir, según pudo constatar Efe.
En el kilómetro de extensión que constituye la llamada "tierra de nadie" entre los dos puestos fronterizos de España y Marruecos, son cientos los jóvenes que se encuentran agolpados esperando poder franquear ahora la barrera policial española, reforzada con soldados del Ejército de Tierra desde anoche.
Al otro lado se observa humo, al parecer procedente de gases lacrimógenos utilizados por la policía española. El humo llega hasta el lado marroquí y se observa a algunas personas que regresan desde la otra parte con lágrimas en los ojos.
En las 36 horas que dura esta avalancha sin precedentes en la historia de Ceuta o la de España, el gobierno marroquí no se ha pronunciado sobre lo sucedido.