El Algeciras sigue en caída libre. Los albirrojos encadenan tres derrotas consecutivas en una racha de cuatro partidos sin ganar. A pesar de que llevó el peso del partido ante el Sanse, su falta de ideas en ataque condenó a los de Ania.

Casi todo el peligro local llegó a balón parado, precisamente el tipo de acciones en las que encajó los dos goles. Un saque de esquina fue el primer aviso algecireño en el 6’, dos minutos antes de un disparo cruzado del exalbirrojo Raúl Hernández en un arranque igualado.

El partido se desequilibró poco después de un peligroso remate de Jordi Figueras (20’) tras un rechace en un córner. Fue en el 24’, con un buen pase de Mecerreyes a Aparicio, derribado en el área en un claro penalti sobre Aparicio. Arturo lo lanzó, engañando a Pol Tristán, que regresaba a la titularidad.

Sin tiempo para digerir el primer tanto, el Algeciras se llevó el castigo definitivo. Amoah se lesionó en una acción en la que envió un balón a saque de esquina. Fue sustituido y el lanzamiento de ese córner acabó, tras un rechace, en un disparo de Arturo de espaldas a portería que terminó en gol.

El Algeciras no perdió la cara al partido, pero sus acciones ofensivas se limitaron a acciones a balón parado, con remates de cabeza, como los de Serrano y Albarrán antes del descanso.

En la segunda mitad, salvo una acción de Elejalde en solitario, de nuevo las mejores aproximaciones fueron a balón parado, con envíos al área para cabezazos que no vieron puerta, el más claro uno de Figueras (66’). Se oyeron pitos en el Nuevo Mirador tras años sin ese sonido.