Nicole Anglade conoció al ilustre pintor linense José Cruz Herrera en Casablanca en 1952, cuando contaba ella 16 años y posó en dos desnudos de los más clásicos del artista. Por circunstancias diversas nunca vio la modelo los trabajos terminados. Eso ha podido hacerlo ahora en una visita que la musa de Cruz Herrera en Casablanca ha efectuado a La Línea expresamente para ver 61 años después los dos lienzos que protagonizó.
Con 77 años de edad, era empeño suyo intentar ver estos cuadros, aunque en un principio ni siquiera sabía su paradero. Fruto de la investigación llevada por su hijo Lionel pudo conocer que formaban parte del Museo Cruz Herrera, por lo que organizaron, su hijo desde donde reside, Chipre, y ella desde la ciudad francesa de Valence, a pie de los Alpes, un viaje que les ha llevado a reencontrar el pasado de una mujer que mostró la lógica emoción al comprobar las pinturas. Incluso tanto tiempo después son fácilmente reconocibles sus rasgos.
Este encuentro se llevó a cabo este pasado jueves en el antigio palacete del Ayuntamiento que pronto será el Nuevo Museo Cruz Herrera. Asistió la alcaldesa y el concejal de Cultura, Gemma Araujo y Javier García, respectivamente, y la emoción se contagió a los presentes. “En tiempos en los que la actualidad viene presidida por muchos problemas es un respiro y un acto emocionante este reencuentro sincero entre modelo y obra, permitiendo que Nicole haya podido ver los cuadros que protagonizó”, indicó Araujo, quien hizo entrega a tan ilustre visitante de distintos catálogos de las obras del pintor.
Nicole Anglade nació en mayo de 1936 en París. Con 3 años de edad sus padres cambiaron de residencia a Casablanca, en el protectorado francés, al llevar él el mantenimiento mecánico de los aviones que allí tenía desplegado el ejército galo. Con 16 años, Nicole ganó el concurso de Miss Morocco en 1952. Un fotógrafo que cubrió ese acto, amigo de Cruz Herrera, le sugirió que tuviera en cuenta a esta joven francesa como modelo de sus pinturas, a lo que el insigne pintor linense accedió plasmando con sus pinceles dos obras: Aurora y Miss Marocco, ambas en el Museo Cruz Herrera de La Línea. En 1964 esta modelo y musa francesa dejó Casablanca y desde entonces reside en la indicada ciudad francesa, añorando, tal y como contó, que algún día pudiese ver los cuadros, lo que ha sido posible por el empeño de ella, el trabajo arduo de su hijo y la colaboración del personal de Cultura del Ayuntamiento linense.
En cualquier caso también la suerte ha jugado a favor de esta causa, ya que la inmensa mayoría de pinturas de Cruz Herrera forma parte de particulares y colecciones privadas. El destino quiso, sin saberse la razón, que Cruz Herrera no quisiera vender ninguna de las dos pinturas mencionadas, facilitando así un reencuentro histórico para el arte linense.