Hipnótico. Si una palabra tuviera que definir el concierto que ofreció Pastora Soler en el poblado de Sancti Petri en la noche del pasado jueves, esa sería la de hipnótico.
Su voz potente y versátil, unido a su talento natural y a su facilidad para interpretar sobre el escenario causó gran fascinación y asombro y atrajo la atención de manera irresistible del público que, desde el primer minuto, parecía absorbido por una fuerza sobrenatural.
Que Pastora Soler cuenta con una voz privilegiada y potente es de sobra conocido. Que la cantante sevillana tiene además un buen manejo corporal y soltura sobre el escenario, también. A priori, cualquiera que vaya a un concierto de esta artista creerá saber lo que va a ver y a oír, pero no. El espectáculo sobrepasa lo musical.
Pastora Soler ha diseñado una gira tan auténtica, tan íntima y tan suya, que cuando uno termina de ver el espectáculo cree conocer todo de ella. “En este gira quería daros un poquito de todo lo que yo soy”, comentaba la artista.
¿Y qué es Pastora Soler, además de una de las mejores voces del panorama musical español? Para empezar es corazón, mucho corazón. Por eso no es de extrañar que su concierto arrancase con el sonido de unos fuertes latidos.
Vestida con pantalón y blusa negra y un caftán blanco con flecos que potenciaban aún más si cabe todos sus movimientos, Pastora Soler iniciaba su concierto con el tema que da nombre a su gira: ‘Sentir’, al que siguieron otras canciones como ‘Amigas’ y ‘Aunque me cueste la vida’.
Tras este preámbulo, la artista de Coria del Río saludó a los presentes y se deshizo en elogios hacia la provincia gaditana. “Tenía ganas de volver a Cádiz, a este sitio maravilloso. Esta tierra es hermosa de costa a costa. Cuando uno viene quiere quedarse a vivir. Cádiz es para morir”.
Asimismo, y al igual que han hecho todos y cada uno de los artistas que se han subido al escenario del Concert Music Festival, quiso agradecer a los organizadores su apuesta por la música. “Es un verano difícil. Gracias a los promotores y al público por acudir a nuestra llamada. No es el mejor verano para hacer giras pero si el más especial. Lo que voy a cantar lo voy a hacer con el corazón. Vamos a pasar una noche bonita”, adelantaba. Y bonita fue.
El primer bloque de ese concierto tan personal lo dedicó a repasar muchos de los temas de su ya dilatada carrera musical; algunos sonaron completos, otros como parte de un medley. Era evidente que no quería dejar nada en el tintero. Así se pudieron oír temas como ‘No te atrevas a olvidarme’, ‘Te despertaré’, ‘Ni una más’ o ‘ La tormenta’.
La cantante sevillana confesaba que estaba “sensiblona”. “Son muchos mensajes los que tienen las canciones y lo bueno de la música es que cada uno lo lleva a su terreno”. Así invitaba al público a buscar el mensaje en sus temas y trasladarlo a sus vidas.
El primer y el segundo bloque del concierto los separaron unos minutos de actuación instrumental, en los que la artista aprovechó para cambiarse de ropa y aparecer de nuevo en el escenario con un voluminoso y espectacular traje blanco. Llegaba el momento de cantar su tema más difícil: ‘La mala costumbre’. Una canción complicada para ella, no por su dificultad técnica, sino sentimental. “Por mucho que digamos y hagamos, siempre nos quedan cosas que decir. Me cuesta mucho cantar está canción, porque era la preferida de mi padre. Todos debemos aplicarnos el cuento de esta letra. A veces por vergüenza, por pudor, no hacemos cosas. Siempre se quedan cosas por decir”, confesaba.
A este momento íntimo, siguieron temas como ‘Y qué pequeña soy yo’, ‘A ti’ y ‘Solo tú’, en la que se lanzó a cantar a capela. Una exhibición de voz, garra y fuerza realmente excepcional.
En este segundo bloque incluyó su particular homenaje a Rocío Jurado versionando ‘Ojos verdes’ y ‘Se nos rompió el amor’. “Es una artista en la que todos nos hemos reflejado”, explicaba.
Durante la interpretación de estos temas, entre quejío y quejío, en esos silencios en los que se corta hasta la respiración, un espontáneo no pudo evitar piropearla: “eres la mejor de España y del mundo entero”.
Después de este corto, que no pequeño, homenaje, siguió interpretando canciones que le han acompañado durante su trayectoria musical como ‘Mi luz’, ‘Vive’, ‘Invencible’ o su Eurovisiva ‘Quédate conmigo’.
Y después se iniciaría el tercero de los bloques, en el que confesaría su pasión por la música en inglés. “En esta gira quiero cantar todo lo que canto desde chica. Por eso he incluido estos temas en inglés que yo he escuchado siempre. Así me quito la mascara”, contaba tras cantar ‘What about’ y ‘The best’, este último de Tina Turner.
Con la presentación de los músicos parecía que se acercaba el final, pero como ella misma decía “no puedo cantar en inglés y no cantar aquello con lo que más identificada me siento”, en clara alusión a sus raíces flamencas.
Para ese nuevo bloque del concierto se cambiaba por tercera vez de vestuario y aparecía con un mono gris de brillo. “Le he cantado a todos los tipos de amor y no puedo dejar de cantar al amor más grande que existe. El amor de una madre hacia sus hijos”, así anunciaba el tema ‘Estrella’, al que siguió ‘Piensa en mí’ y ‘Que no daría yo’.
Y para poner fin a su concierto no podía faltar un medley con los temas que le catapultaron en sus inicios y a los que nunca renuncia, como ‘Dámelo ya’, ‘Corazón congelado’, ‘Flor de romero’ y ‘Guerra fría’, entre otros. “Gracias Cádiz. Ha sido una noche preciosa”. Realmente lo fue.
Aunque sobre estas líneas se ha tratado de narrar lo más destacado del espectáculo, lo cierto es que el de Pastora Soler es de esos conciertos en los que no hay crónica que le haga justicia. Hay que vivirlo para entenderlo, hay que SENTIRLO.