El estreno de
Toy Story, hace ahora 25 años, fue una invitación a indagar en el universo creativo de una compañía de animación digital denominada Pixar que ya contaba con un apreciable bagaje en el ámbito del cortometraje, formato que ha seguido explorando desde entonces y que ha encontrado una feliz salida en su exhibición como prólogo en los nuevos estrenos de Disney. La lista es tan larga como atractiva, y en ella ha habido cabida para la experimentación y para descubrir nuevos talentos. Entre ellos se encuentra el italiano Enrico Casarosa, que en 2012 se dio a conocer con una de las obras más hermosas del catálogo Pixar en este cuarto de siglo,
La luna.
Inmerso desde entonces en los equipos creativos de
Toy story 4, Coco, Onward y
Soul, ha debutado finalmente en el largo con
Luca, un título que guarda cierta reminiscencia con su fabuloso corto -la costa italiana, la tradición marinera, las facciones del padre de la protagonista-, pero que nos revela asimismo a un director dotado de una gran capacidad narrativa, como se aprecia en su habilidad para captar y transmitir la luminosidad que envuelve toda la película, en su empeño por dar relevancia y significación a los detalles, en su dominio del humor y en la claridad expositiva a la hora de afrontar una historia que es una emotiva aproximación al mundo de la inmigración a través de los ojos de un niño que aquí procede de las profundidades marinas, pero que encarna los mismos sueños de los niños procedentes de Siria y a los que hemos visto jugarse la vida, solos o en compañía de sus familias, cruzando el Mediterráneo para llegar a la costa italiana.
Luca, el protagonista, es una criatura que vive en el fondo del mar y que adopta la forma de un niño cuando sale a la superficie y pisa por primera vez la orilla de un pequeño pueblo de la Riviera italiana donde conocerá a una niña junto a la que irá descubriendo cómo es la vida en el mundo civilizado y qué misterios, sorpresas, alegrías y tristezas le reserva esa misma vida.
Luca tiene aroma a cine antiguo, a película pequeña, pero emotiva, con hondura, con capacidad para dejar huella. Por desgracia, los directivos de la Disney han apostado por estrenarla directamente vía streaming, hurtándonos el placer de disfrutarla en una sala a oscuras. Han demostrado tener tan poca visión, como inmenso delito.