Hace unos días Alba Silva compartía en sus redes sociales la primera fotografía de su marido, Sergio Rico, tras el accidente que tuvo en El Rocío confirmando que la recuperación de este va viento en popa. Después de meses complicados en los que se ha llegado a temer por la vida del futbolista parece que todo va volviendo a su sitio y que las buenas noticias se abren paso entre la incertidumbre.

Además, Alba reconocía ante nuestras cámaras que le quedan muchas semanas de ingreso hospitalario, un dato que no les importa tras haber logrado que Sergio saliera de la UCI y subiera a planta: "Está en planta, poco a poco, despacito, pero intentando cada día mejorar un poquito".

Ahora hemos sabido que Sergio tendrá que someterse a una nueva operación quirúrgica parar tratar un aneurisma cerebral, una dilatación anormal de una arteria en el cerebro que podría causar una hemorragia si se rompe.

Tras saber esto, Alba nos aseguraba este jueves que será el equipo médico el que evalúe la situación de Sergio tras encontrarle un aneurisma: "Los médicos son los que deciden y ya poco a poco va saliendo adelante".

Centrada en la recuperación de su pareja, Alba nos asegura encontrarse bien en estos momentos: "Saliendo adelante... Bien, estoy bien". Durante todos estos meses no se ha separado de su pareja ni un solo momento, mostrándole todo su apoyo y teniendo la esperanza de que todo iba a salir bien.

LA DOLENCIA

Según afirma la Clínica Ruber Internacional "un aneurisma cerebral es un ensanchamiento o dilatación anormal de una arteria del cerebro, originada por la existencia de una zona debilitada en la pared de la arteria que se hincha o abomba por los efectos de la presión de las pulsaciones sanguíneas. La pared del aneurisma es fina y débil por lo que puede filtrar o romperse y causar sangrado en el cerebro (accidente cerebrovascular hemorrágico), una emergencia médica que requiere tratamiento inmediato para detener la hemorragia y evitar el daño cerebral".

El tratamiento de los aneurismas cerebrales puede dividirse en dos grandes grupos: la cirugía abierta tradicional, en la que se abre el cráneo (craneotomía) y se coloca un clip metálico para cerrar el aneurisma, y la embolización endovascular, un procedimiento mínimamente invasivo que aprovecha la red de arterias para llegar a la ubicación del aneurisma y cerrarlo sin la necesidad de abrir el cráneo.