Un gol de Roger, que acababa de entrar en el terreno de juego, en el minuto 88 permitió al Levante salvar un punto en su visita a Balaídos (1-1), en un partido en el que el Celta, que se había adelantado en el primer tiempo con un tanto de Quique de Lucas, acabó siendo víctima de sus propios errores.
Iago Aspas volvió a liderar a su equipo. Su cotización sube a medida que transcurren las jornadas. Su desparpajo para encarar a sus rivales es brutal, tanto como la calidad que atesora. Ante el Levante, y a pesar de no marcar, volvió a ser decisivo.
Por momentos el partido se convirtió en un duelo entre el delantero gallego y el internacional nigeriano Martins, futbolistas que todavía no han llegado a su plenitud futbolística.
Aspas amenazó a Munúa en el minuto tres con un gran remate que se marchó rozando el poste. Poco después, Javi Varas, milagrosamente con los pies, evitó el tanto de Martins, quien lo volvió a intentar en el ecuador del primer acto con un potente disparo desde la frontal que se le marchó alto.
Poco a poco el Celta empezó a perder el control del encuentro. El Levante, con las líneas muy juntas, apenas sufría. Hasta que Aspas resurgió. Arrancó en el medio del campo, dejó atrás a dos jugadores granates y sacó un preciso pase para que Quique de Lucas, que había arrancado en fuera de juego, batiese a Munúa.
El tanto celeste hizo mucho daño al conjunto dirigido por Juan Ignacio Martínez, desaparecido durante muchos minutos, hasta que Martins, con un gran control, enmudeció Balaídos en el arranque de la segunda parte con un potente disparo que se le fue alto.
El Celta volvió a agigantarse, con un gran Aspas, con un espectacular Krohn-Dehli. Entre ambos se encargaron de meter a su rival atrás, aunque la mejor ocasión la tuvo el central argentino Gustavo Cabral con un remate de cabeza que obligó a lucirse a Munúa, quien poco después volvía a evitar la sentencia ante Aspas.
Perdonó el Celta y acabó pagándolo. Porque a falta de dos minutos para el final, Barkero se inventó un pase a la espalda de la defensa gallega que Michel, llegando desde atrás, aprovechó para asistir a Roger, quien solo tuvo que empujar el balón al fondo de la red.