La Asociación de Productores y Exportadores de la Fresa de Huelva, Freshuelva, ha calculado que, cuando nos encontramos en el ecuador de la campaña de la fresa,
la producción es un 30% inferior a la registrada en la misma fecha de la campaña pasada, cifra que “difícilmente se recuperará en lo que resta de actividad”.
En este sentido, el gerente de Freshuelva,
Rafael Domínguez, ha asegurado que esta campaña está siendo “muy difícil” por las muchas incertidumbres que están coincidiendo. “Al desmesurado incremento de los precios de los insumos o a la nueva normativa de fitosanitarios, se unen unas condiciones climatológicas que nos han golpeado negativamente desde el inicio de la campaña”.
Domínguez ha recordado los problemas durante la plantación por el excesivo calor del mes de octubre, que incluso obligó a replantar un 20% de las plantas, que se tornó en excesivo frío en los meses de enero y febrero, provocando una importante merma en la producción y una escasa oferta de fresa en los mercados.
El gerente de Freshuelva lamentó que, además, después de las lluvias caídas en el mes de diciembre, no se hayan vuelto a registrar nuevas, con lo que persisten los recortes en el agua permitida para el regadío, lo cual “nos tiene muy preocupados porque también está afectando muy negativamente a la producción, que a buen seguro será inferior a la de la campaña pasada”.
La frambuesa, por su parte, se encuentra en un 40% en su campaña de primavera, en la que los productores tienen puestas todas sus esperanzas porque la campaña de otoño “registró datos muy negativos a consecuencia, principalmente, de la feroz competencia de países terceros como Marruecos”.
En cuanto al arándano, Freshuelva prevé que para esta campaña la producción de arándano sea un 25% menos de la esperada, debido, en primer lugar, al retraso en la llegada de temperaturas bajas que no han permitido acumular suficientes horas de fríos. Hay que recordar que en los meses de noviembre, diciembre y enero las temperaturas mas bajas han estado por encima de la media para esas fechas. Además, el frio de las últimas semanas de febrero y primeros de marzo ha mermado calibres.
De la misma forma, se añade que el agua actualmente disponible para el riego no presenta unos parámetros de calidad óptimos para el buen desarrollo del cultivo. “Estamos hablando de un agua de baja calidad con una concentración de sales elevada que se dispara en algunas zonas llegando a triplicarse esa concentración”.