"Espejito, espejito mágico, ¿quién es la mala, malísima, de mi cuento?". Son muchas las malvadas que siembran el terror a lo largo de una o más películas: Maléfica, Cruella de Vil, Bellatrix LeStrange o Mystique. Pero si hay un personaje, en la vida real, que a todos nos ha puesto alguna vez los pelos de punta. Esa es nuestra "suegra"; las villanas de las historias de amor de sus hijos e hijas. Aunque no siempre es así. Hay "suegritas" y suegras.
Y es que el tema de las suegras siempre ha sido escabroso. Todas hemos tenido una que nos ha sacado de nuestras casillas o, si hemos sido afortunadas, una que se ha ganado nuestro corazón. Una cosa es segura: las suegras juegan un papel fundamental en nuestra relación de pareja, a veces a favor y otras en contra.
Hay todo tipo de suegras: la sobreprotectora, la negacionista, la controladora, la adivina, la que se mete en todo, la mamisuegra, la chantajista, la respetuosa, la telefonista, la encantadora... Pero si hay una que nos produce auténtico terror es la que prácticamente vive en casa. Ahí, mejor, como diría Obi-Wan Kenobi "que la fuerza te acompañe". ¡Ay la suegra! Bromas a parte.
Objeto de mitos, chistes e incluso parodias. Su figura está llena de esteriotipos. Tanto es así que hasta el Papa Francisco ha tenido que salir en su defensa, eso sí, pidiéndoles que "tengan cuidado con su lengua". Hoy hablamos con la psicóloga y sexóloga Isabella Magdala, quien -además de ayudarnos a entenderlas - nos da las claves para llevarnos bien con ellas.
¿Por qué las suegras están consideradas como las malas del cuento? Parece que las hemos demonizado con el paso del tiempo...
Venimos de una educación en relación a la figura de la suegra muy estereotipada. Sólo hay que ver la cantidad de chistes y burlas que existen en torno a la figura de la suegra. Más que demonizado yo diría que, como sociedad, hemos caído en la superficialidad de cualquier estereotipo o rumor y que es el momento de abrir la mente y conocer verdaderamente a la persona que hay detrás de la etiqueta de “suegra”. Quizás aquella persona que parecía un demonio se convierte incluso en una gran amiga.
¿Están las suegras y las nueras o yernos destinados a no entenderse?
Todo lo contrario. Puede ser un éxito rotundo en lugar de un fracaso pero eso dependerá de ambas partes, como cualquier relación.
Caerle bien a la suegra, todo un reto en ocasiones.
En toda relación han de reforzarse los puntos en común y comprender las diferencias encontrando la manera de llegar a acuerdos que incluyan a todas las partes. Más allá de ser suegra y nuera son dos mujeres. Si existe esa admiración mutua como mujeres y cooperación para que esa relación funcione, es muy difícil que salga mal. Es clave no tomarse las cosas a personal y saber que, al igual que uno/a mismo/a la otra parte tiene su propia historia y su relación con la pareja o el/la hijo/a. Por ello, el foco ha de ser que funcione la relación en su totalidad porque si se empieza a entrar en la posesión o en la lucha de egos ahí sí acaba siempre mal.
¿Por qué nos esforzamos en caerle bien sí o sí a la suegra?
Porque las madres, se admita o no, tienen un sexto sentido y son clave para que la relación funcione de una forma más dinámica. Cuando existe la aprobación de la suegra todo es más fácil. Una madre sabe cuándo su hijo/a está bien y, en términos generales, quiere lo mejor para su hijo/a. Eso todos lo sabemos consciente o inconscientemente y, a su vez, a todos nos gusta agradar y ser valorados. Así que incluso sin tener el propósito de caerle bien a la suegra, se hace todo lo posible para ello. Este es uno de los motivos por los que también cuando no existe la aprobación de la suegra, la relación suele sufrir. Las suegras son poderosas y tienen una gran capacidad de influencia no sólo en el hijo o la hija, también en la pareja.
¿Por qué no existe ese problema entre suegros y yernos?
Hay diferencias entre hombres y suegros y mujeres y suegras por una cuestión de educación, bioquímica cerebral y personalidad. Desde pequeñas recibimos la educación de la rivalidad y competencia entre mujeres. Los hombres reciben la educación de cooperar. A nivel de bioquímica cerebral las mujeres tenemos el hemisferio derecho (más emocional) más desarrollado mientras que los hombres funcionan más desde el hemisferio izquierdo (más práctico). La mayoría de las dificultades entre nueras y suegras son por roces emocionales o personalidades y todo esto se puede transformar afortunadamente para sus protagonistas.
Hay muchos tipos de suegras, uno de ellas: la controladora. ¿Por qué existe ese afán por saber o controlar todo?
Depende de la personalidad pero hay mujeres para quienes parir a sus hijos y criarlos ha sido lo más importante de sus vidas y de pronto, ya no tienen control sobre ellos. Eso les puede generar miedo, angustia, estrés y el hecho de querer saberlo todo es una forma de subsanar ese mal menor de que los años pasan y los hijos vuelan y con ellos su capacidad para que tomen sus decisiones.
Hay otras mujeres que han sobreprotegido a sus hijos pensando que así los cuidarían de los peligros del mundo. Incluso ya siendo adultos quieren seguir sabiendo sus cosas para poder intervenir en ellas pensando que sus decisiones los seguirán salvando. Es una medida de querer cuidarlos (aunque genera el efecto inverso) y, a su vez, de no admitir que en cualquier vida habrá aciertos y errores, momentos buenos y muy difíciles y que esto es tan natural como la vida misma.
También hay suegras encantadoras con las que se genera un gran vínculo… ¿ Es aconsejable?
Se es más inteligente cuando tienes una buena relación con tu suegra y cuando permites que ella se sienta bien recibida. Todos salen ganando y la salud de la pareja lo agradecerá.
Puedes ganar a una madre, una amiga, una confidente, una consejera, una mujer con experiencia y lo más importante, la persona que ha parido a la persona que estás eligiendo para compartir tu vida de pareja. Elegir a alguien como pareja implica amar a esa persona. Y esa persona tiene unas características como persona pero también sociales y familiares. Cuánto más fácil sea el aspecto familiar más se gana. Eso no implica que tengas que renunciar a ser tu mismo/a, a poner límites, a que tus valores se prioricen. Al contrario, eso implica que vosotros como pareja sois un tándem y que, en ocasiones, ese tándem permite que más personas intervengan y se enriquezca así como fortalezca la relación.
Consejos para llevarse bien
En cualquier relación es absolutamente recomendable entregarse al completo teniendo presente dar en la medida en que se recibe, de forma recíproca. Es decir, ir permitiendo que la relación se vaya construyendo día a día, de forma orgánica y sin forzar. Lo mismo ocurre en la relación con la suegra.
Recomiendo de entrada ir pensando en positivo y siendo uno/a mismo/a para dar lo mejor y estar receptivos a recibir lo mejor. Si ya se va pensando en que va a salir mal, las actitudes cambian y al final se puede convertir en una profecía autocumplida. Así que si hay que pensar algo, que sea en positivo y si por el camino se va viendo que no es lo que parecía pues se van tomando decisiones que permitan ir poniendo límites e ir recogiendo lo que antes se estaba dando.
Considero que lo más importante es ver a la suegra como una mujer, más allá de como “suegra” o “la madre de”.
Es absurdo competir porque no hay nada por lo que luchar. Una pareja no es una posesión y, al fin y al cabo, ella ha parido a la persona que hoy amas.
Es fundamental ser uno/a mismo/a para que la otra persona te pueda conocer realmente y porque eso reflejará la verdadera personalidad.
Cómo tratar con una suegra difícil y no morir en el intento. ¿Se deben establecer límites?
Sí y además hacerlo con mucho tacto y mano izquierda, sabiendo que el éxito de que funcione esa relación también es tuyo. Vas a salir ganando pero tampoco te dejes pisotear. Es decir, hay que ir enseñando a la otra persona pero en su propio lenguaje. Por ello, es importante conocerla.
¿Llevarse mal puede llegar a ser motivo de ruptura?
En consulta veo con frecuencia que los problemas con las suegras suelen darse más cuando hay dificultad para poner límites de los hijos a sus madres o cuando las madres realmente no están contentas con la situación. Sea como fuere, el hijo/a ha de tener claro que la relación con su madre y la relación con su pareja son dos cosas muy distintas y ahí también han de estar los límites claros.
Cuando hay problemas reales con las suegras sí suele resentirse la relación. A veces sucede de una forma evidente y puede llegar a un conflicto claro. Pero en otras se va reflejando a través de la tristeza ante la falta de aprobación sea por el hijo/a o por la pareja. Y eso en ocasiones se va enquistado o cronificando y va haciendo mella con el paso del tiempo de forma más camuflada.
¿Cómo no convertirse en una suegra terrorífica?
Céntrate en lo que acerca y no en lo que separa (incluso si lo tienes en cuenta). Gánate la confianza no sólo de tu hijo/a también de su pareja. Hazles la vida fácil y pasa buenos momentos con ellos. Eso refuerza el vínculo y saca lo mejor de las personas.
Haz por tu hijo o por tu hija lo que te gustaría que hicieran contigo incluso si está eligiendo a alguien que no es de tu agrado. Incluso si consideraras que tu yerno o nuera es la peor persona para tu hijo/a, el error que se suele cometer es la no aprobación y poner distancia. Eso hace que la pareja adquiera aún más poder. Al contrario, puedes decirle lo que piensas de la situación de una forma respetuosa pero, a su vez, mostrarle tu cariño y que estás ahí para aceptar sus decisiones incluso si son distintas a las que consideras.