Se ha convertido en el principal enemigo para los bañistas este verano. El alga asiática no solo desprende un desagradable olor con el calor sino que incomoda a los turistas que deciden marcharse de playas como la de La Puntilla ante la excesiva cantidad que se acumula en la orilla. Motivo por el que el Ayuntamiento de El Puerto lleva semanas luchando contra ellas, con su retirada. Una medida que no evita que vuelvan a aparecer pero que sí sirve para compostaje.
En horario nocturno, intentando producir el menor impacto posible en el medio, los operarios retiran los kilos de algas que se acumulan en la orilla de las playas de El Puerto, una vez están secas.
“Cada dos o tres días, viene el camión por la tarde-noche y recogen lo que haya que recoger. Pero, vuelven a salir las algas y así sucesivamente”, cuenta el aparcacoches de La Puntilla.
Así como para dar abasto. “Esas de ahí, llevan mucho tiempo y esas no las han quitado”, se queja una bañista. “Dicen que se tienen que secar antes”, apuntilla otra mujer.
“Han quitado algo pero ahora mismo hay otro trocito ahí de algas secas”, dice una turista que se quejó cuando llegó por primera vez a la playa estas vacaciones.
Ocupan todo a su paso, eso incluye espacios de estancia y baño. Además, desprenden un olor bastante desagradable. “Se acumulan ahí y hay mucha peste con el calor”, añade una mujer de avanzada edad que “a veces” ha tenido que irse de la playa sin ni siquiera poder entrar al agua.
“Lo que no es normal es que haya montones de alga, los olores y los mosquitos”, se queja un señor mientras se cobija en la sombra de un módulo. “Tiene guasa las algas, que no puedo ir ni con el andador”, apuntilla una conocida.
Una especie invasora, bastante incómoda. “Yo me meto porque me gusta pero voy buscando el hueco en el que no están” dice entre risas una bañista.
“Hombre es un poquillo incómoda, cuando te metes en la playa y te rozan la piel”, añade un joven.
Un mar de algas que preocupa, en plena época estival, a las administraciones pero también al sector pesquero que ven como sus redes quedan atrapadas literalmente por ellas.
“Es la ruina de los barcos de pesca de aquí de la zona de Cádiz; hasta allá Barbate y pasado Barbate es una ruina totalmente. Lo mismo para los barcos de arrastre como para los trasmallero. Se llena las redes de algas y ya no pescas”, dice Antonio dueño del barco Tonino.
Un alga que aún no se sabe cómo ha acabado instalándose en las costas gaditanas, dejando estampas como la de la playa de Marisucia en Los Caños y con la que habrá que convivir otro verano, o al menos eso parece, mientras no se ponga remedio.