La Chirigota 'La Callejera Invisible' de José Molina y el portuense Jesús Manuel Selma, más conocido como 'El Melli', desata las risas y los aplausos en el majestuoso escenario del Gran Teatro Falla. Su regreso en el COAC 2024 ha sido triunfal, con un primer pase que no solo convence al público, sino que logra meterse al teatro en el bolsillo desde el principio. La chirigota sigue la historia del año pasado, pero esta vez desde detrás de las rejas. Una propuesta que nos recuerda a ‘La Ciudad invisible’ de Martínez Ares (secuela de Los Sumisos) en un ingenioso juego de palabras que convierte a 'La Callejera' en 'Invisible' reafirmando su posición como una de las propuestas más destacadas del concurso. Aquí, las impresiones de ‘El Melli’ antes de pasar a cuartos de final.
¿Cómo vivisteis la sesión de Preliminares?
-Pues la verdad que con las mismas ganas que el año pasado. Hemos visto conexión con el público desde el principio. La idea ha funcionado, el Falla se ha puesto en pie en cada parte que hemos cantado. Nos hemos visto muy cómodos cantando.
¿Desde cuándo tuvisteis claro el enfoque para este año?
-Desde el día siguiente a la final. Estábamos los dos de acuerdo, queríamos continuar el lío de 'La Callejera'; seguirle el rollo a lo de Martínez Ares, de ahí lo de 'La Callejera Invisible'. Nos han metido presos por haber dicho palabras que no se suelen decir en el Falla. La idea, este año, es salirse del tiesto sin rozar el borderío. El collar y sus descargas nos lo impide. No vamos a tener las expresiones del año pasado, no estamos en la calle y el tipo en la cárcel no requiere decir, digamos, palabrotas.
¿Cuántos cuplés en total has podido escribir?
-Llevo escribiendo desde marzo. Y menos mal porque he empezado una carrera universitaria y hubiera sido imposible De cuplés, más de 80, casi todos los días le mandaba uno a Molina.
¿De dónde sacas la inspiración para tus letras?
-A mí es que me vienen chispazos. Por suerte, no he estado en la cárcel. Aunque he de decir que en algunas cuartetas del popurrí, me he inspirado en alguna situación que he vivido dentro del ámbito profesional al que me dedico. Pero poco más, mira que en la chirigota tenía un funcionario de prisiones, pero no me ha dado ni una idea.
Y entre todos ellos, ¿cómo determinas cuál seleccionar y cuál descartar?
- Fácil. Lo descarto cuando se lo enseño al grupo, según la cara que vea. Eso es. Ya nos conocemos todos. No hace falta que me digan nada. Sé cuándo algo les gusta y cuándo no.
Tras el primer premio, ¿hay presión?
-Para nada. Yo no he tenido presión. Cuando uno va con presión, no salen bien las cosas. Hemos empezado de cero. Lo que hemos ganado está ganado; nada de competir contra nosotros mismos, a nuestro rollo, a nuestro estilo. Y parece que ha salido bien. Evidentemente, a todos les gusta ganar. Con la reacción y viendo los comentarios de la gente que me ha llamado y al grupo disfrutar... Con eso, ya he ganado. La pena es que la semana que viene voy a Ávila, tengo exámenes, y no voy a poder estar si pasamos a cuartos.
¿Cómo consigue uno meterse al público así en el bolsillo?
- Son muchas cosas. Pero, sobre todo, disfrutando. Nosotros somos unos disfrutones, se puede ver, estamos todo el rato riéndonos. Esta gente lo sabe hacer bien, disfrutan cada una de las sesiones. Y no te digo cuando el público está entregado, así se disfruta el doble.
¿Te veremos cantando con ellos?
- Me gustaría. En la semifinal, sí cantaría algo.
¿Qué aspiraciones tenéis en el concurso?
-Nunca me lo habría imaginado, soñaba con eso, pero mi cabeza todavía está asimilando que fuimos el año pasado los ganadores. La repercusión que tiene el COAC es increíble... Que te nombren como una de las chirigotas esperadas, no me lo habría imaginado nunca.
¿Cómo han sido estos meses de preparación?
-Hemos ido a contracorriente, siempre.
De aquí en adelante, ¿habrá sorpresas?
- La intención es sorprender. Quien me conoce, sabe que mis chirigotas son mutantes, ya lo hacía con el Casacana, intentando sorprender. No todo, pero me gusta sorprender con algo. Si tenemos la oportunidad y creemos que podemos entrar, lo haremos.
¿Sois muy críticos con vosotros mismos?
-Siempre hacemos autocrítica. En cuanto terminamos, sin cambiarnos, nos vamos a la peña y le pedimos que nos ponga la actuación. Y ya empezamos Molina y yo a ver en qué hemos podido fallar. Ahí no habla ni Dios. No hablamos de fallos que vaya a notar el público, pero sí que notamos nosotros. Algún movimiento. Pero eso le pasa a todo.