"Espabila y vota con la cabeza”, esa fue la frase con la que terminé mi artículo del pasado viernes y parece como si todos los andaluces hubieses leído a este mediocre escritor. Resulta un tanto extraño o al menos chocante que haya sido un partido mal llamado de extrema derecha el que ponga de patitas en la calle a un socialismo corrupto con casi 40 años de Gobierno lo único que nos deja en herencia es el saqueo de los EREs.

El resultado de estas elecciones es la primera patada que ha recibido el doctor Sánchez en el culo de Susana Díaz, la que, por cierto, a pesar de los apoyos de Ferraz dicen darle, no es más que una olla a presión para que se cueca en su propia salsa.

Ciertamente ha ganado las elecciones, a no ser que el naranjito andaluz, Juan Marín, quiera sentarse en el sillón de San Telmo y esté estudiando alguna fórmula para aliarse con la de la patada en el culo y con la podemita.

Todos sabemos que durante tres años y Juan Marín han montado un matrimonio de conveniencia durmiendo en la misma cama política, donde se cuentan los llamados secretos de alcoba  y quién sabe sí el ciudadano Marín le habrá susurrado todo lo que sabe sobre su paso por la amalgama de colores del espectro político, desde el azul de Alianza Popular, pasando por el rojo del PSOE y embadurnándose con el naranja de Ciudadanos y de seguir así se pinta con el verde claro de Vox.

No obstante, creo que la cordura llegará al Palacio de San Telmo y el Partido Popular sentará a su presidente, mientras Ciudadanos sentará a su vicepresidente, ya que como ha dicho el dirigente de Vox no formarán parte del Gobierno andaluz.

Quiero felicitar al candidato Vox Francisco Serrano por los resultados obtenidos y a Santiago Abascal que ha emulado al otro Santiago, el del caballo blanco, que expulsó a los moriscos expulsando a los socialistas del cortijo andaluz. Seguro que en las nalgas tienen tatuadas las herraduras del caballo de Santiago.