Al menos once niños murieron y otras 22 personas resultaron heridas en el tiroteo ocurrido en una escuela de Río de Janeiro.
Una escuela de la periferia de Río de Janeiro fue el escenario de un trágico tiroteo provocado por un ex alumno que se suicidó al verse rodeado por la policía tras matar a 11 niños y herir a otros 13.
La matanza ha causado consternación en Brasil, un país que pese a los altos índices de asesinatos y violencia en sus ciudades no había sido escenario nunca de una tragedia de este tipo y provocó el "repudio" de la presidenta Dilma Rousseff.
Los hechos ocurrieron en la escuela municipal Tasso da Silveira, situada en Realengo, un populoso barrio del extrarradio de la ciudad cuya normalidad fue alterada hoy por los disparos que causaron pánico entre los más de 400 estudiantes y entre los vecinos que se agolparon frente al lugar en busca de noticias de sus hijos.
Muchos padres de familia entraron en estado de shock al constatar que sus hijos estaban entre los muertos o heridos mientras los bomberos corrían contra el tiempo para trasladar a las víctimas en ambulancias o helicópteros a los hospitales.
Las víctimas mortales son diez niñas y un niño de entre 12 y 14 años de edad, la mayoría de las cuales fue alcanzada por impactos de bala en la cabeza y en el tórax, según la Secretaría de Salud.
Otros 13 estudiantes que resultaron heridos fueron ingresados en distintos hospitales de la zona y, según los médicos, cuatro de ellos están en estado grave.
En el hospital Albert Schwitzer, el más cercano al lugar de los hechos, se vivieron escenas desgarradoras de familiares que se abrazaban unos con otros al saber la magnitud de la tragedia.
Según las autoridades, dos de los chicos heridos alcanzaron a salir de la escuela y pidieron auxilio a tres policías que estaban en el sector, quienes entraron de inmediato al centro educativo y uno de ellos le disparó al atacante en las piernas cuando subía las escaleras hacia la tercera planta.
El atacante, identificado como Wellington Menezes Oliveira, de 23 años, era un ex alumno de la escuela y, al verse rodeado por los policías, se suicidó de un disparo, según la Secretaría de Seguridad de Río de Janeiro.
Oliveira, quien según un antiguo patrón suyo era una persona "introvertida y calmada", dejó una nota de suicidio en la que hizo referencias al islám y dijo que estaba infectado por el virus del sida, según la policía.
En declaraciones a medios locales, el coronel Djalma Beltrame, comandante de la Policía Militarizada de Río de Janeiro, dijo que la nota de suicidio era "confusa" y "no tenía lógica".
En el texto, Oliveira aseguraba que estaba infectado por el virus de inmunodeficiencia humana (VIH) y además hizo referencias a la religión musulmana, según la policía, que no divulgó el contenido íntegro de la nota.
Testigos citados por las autoridades dijeron que el agresor, que estaba bien vestido, entró en la escuela asegurando que era un conferenciante que iba a participar en un seminario y habló tranquilamente con una profesora que le reconoció como ex alumno.
Hasta ahora las autoridades no han dado una explicación sobre los motivos que llevaron a Oliveira a perpetrar la matanza, pero todo indica que, más allá de las referencias al islám, se trató de la acción de un desequilibrado, según sicólogos consultados por medios locales.
La presidenta Rousseff estuvo al borde de las lágrimas al pedir un minuto de silencio por las víctimas en un acto con jóvenes emprendedores en Brasilia en el que manifestó su "repudio" este asesinato de "niños inocentes".
"No era de las características del país que ocurriera ese tipo de crimen, por eso considero que todos nosotros estamos unidos en el repudio a aquél acto de violencia, en el repudio a ese tipo de violencia, sobre todo con niños indefensos", dijo Rousseff.
La mandataria, que definió a las víctimas como "brasileñitos que a los que se les quitó la vida tan temprano", decretó tres días de luto oficial.
El gobernador de Río de Janeiro, Sergio Cabral, aseguró en una rueda de prensa que Oliveira estaba equipado con un cinturón en el que llevaba dos armas de fuego y definió al asesino como "psicópata" y "animal".