Se ha producido una clara desinformación y equívoco entre los presidentes gallego y vasco a la hora de fijar la fecha de sus elecciones autonómicas. Recuérdese que Pérez Touriño llegó a pensar en anticiparlas a septiembre u octubre pasados por su temor a que alguna otra convocatoria coincidiera con la suya. El enfado de su socio BNG, su deseo de anticiparse a los vascos, y el razonamiento de que podía perjudicarle el efecto crisis, le impulsaron a elegir el primero de marzo. De manera que grande habrá sido su sorpresa al comprobar que su colega el lehendakari vasco ha elegido la misma fecha que él, el primero de marzo, cuando ambos querían tener fecha propia y exclusiva.
Al gallego no le sirvió su deseo de ocupar fecha anticipándose en su elección al vasco... Pero así ha de ser por la voluntad coincidente de ambos jefes de gobierno autonómicos, también coincidentes, por otra parte, en su deseo de continuar al frente de sus respectivos gobiernos. Si lo conseguirán o no, será preciso esperar al recuento de votos y a las coaliciones que luego pudieran constituirse en ambos territorios. De momento, los sondeos no son excesivamente explícitos: Patxi López (PSE) viene remontando sus posibilidades para la gran sustitución del PNV. Touriño confía en poder seguir contando con los galleguistas para mantener al PP en la Oposición. Pero no son más que sospechas o suposiciones.
En las próximas semanas y meses veremos el esfuerzo que los partidos harán para estimular el voto propio, y a ser posible, zancadillear al adversario. Son dos pruebas de grandes dimensiones que nadie quiere perder... ¿Ha corrido Ibarretxe su propio calendario ante el temor a que el PSE siga registrando un ascenso que ya recomprobó en las elecciones generales del año pasado? No es improbable que el lehendakari pague esta vez sus apuestas absurdas por el Plan Ibarretxe Uno y Dos, y hasta por las papeletas del referéndum que siempre se le advirtió que no podría llevar a cabo...
Lo que es indudable es que esperan dos meses de intensa actividad electoral a todos los dirigentes políticos, tanto a los ya mencionados y algunos más –Ibarretxe, Patxi López, Antonio Basagoiti, Madrazo, Touriño, Núñez Feijoo, Anxo Quintana...– como más particularmente aún a Zapatero y Rajoy. En ausencia de otra clase de política, la parlamentaria, por el abusivo descanso navideño, estos primeros tiempos de 2009 deberán centrar sus mítines en las ciudades gallegas y vascas, alternativamente, para tratar de reconfortar a los propios sobre las bondades de los correspondientes candidatos y sus programas de actuación para los cuatro años siguientes. Es evidente que se juegan mucho todos ellos, pero posiblemente en mayor medida estarán muchas miradas pendientes del Rajoy gallego y del Rajoy que prescindió de María San Gil... Algunos en sus propias filas le vienen pronosticando un 2009 tan complicado como lo fue el año anterior. Y otro tanto cabe decir de Zapatero, que se ve en la necesidad de afrontar, con toda probabilidad, los peores meses de la crisis, cuando aún no se empiezan siquiera a comprobar los efectos de las obras y planes de rescate aprobadas, y cuando las cifras de parados seguirán creciendo con alarma. Cualquiera de los dos líderes nacionales desearía alguna clase de alivio el primero de marzo...