La sentencia del Juzgado de lo Contencioso Administrativo sobre el recurso de la Junta contra las licencias de las torres de la Casería puede que sea sólo un revés procedimental pero a nadie se le escapa que ese tipo de reveses depende de cómo le coja al que los recibe, de la misma forma que no es lo mismo que una buena bofetada la reciba un campeón del mundo de boxeo a que la reciba un anciano con las fuerzas justas para mantenerse en pie. En este caso la recibe este último, entendido como el sector de la construcción que en estos momentos no puede ni construir ni vender, ni vender ni construir, y en el que se ha basado la política de los andalucistas en los últimos años. Han diseñado una ciudad pensando primero en la recaudación municipal que en los servicios e infraestructuras y ahora se encuentran con monumentos a la barbaridad que lo mismo revientan por donde menos desean algunos. Los círculos sólo tienen que cerrarse, más pronto o más tarde.