El presunto asesino sufría un cuadro depresivo y de abuso de bebidas alcohólicas con intoxicaciones etílicas agudas esporádicas
Un tribunal popular juzga este lunes en la Sección Tercera de la Audiencia Provincial de Córdoba al varón, de 69 años de edad en el momento de los hechos, acusado de un delito de asesinato con ensañamiento, tras supuestamente matar a puñaladas a una prostituta de 33 años en la zona del Cerro de la capital cordobesa en abril de 2010. La Fiscalía solicita un total de 17 años de prisión.
Según recoge la calificación fiscal, a la que ha tenido acceso Europa Press, en septiembre del año 2009, la víctima, que era adicta al consumo de drogas tóxicas, estupefacientes y sustancia psicotrópicas, conoció al acusado, S.C.R., mientras ejercía la prostitución en la calle Rey Don Pelayo de Córdoba.
Desde dicha fecha, el presunto asesino había mantenido en diversas ocasiones relaciones sexuales con dicha mujer, que con frecuencia dormía en su domicilio, donde supuestamente tuvieron lugar numerosas discusiones entre ellos motivadas por desacuerdos en el pago de los servicios sexuales.
En la madrugada de un día no determinado, pero comprendido entre el 7 y 9 de abril de 2010, según agrega el escrito del fiscal, iniciaron una discusión en la que el acusado cogió un cuchillo y un hocino y se aproximó a la mujer a la que supuestamente comenzó a asestar puñaladas, hasta un total de 91, en distintas partes del cuerpo.
La multitud de heridas sufridas por la víctima causaron una cuantiosa hemorragia externa lo que le originó una insuficiencia cardiocirculatoria que le provocó la muerte por shock hemorrágico.
La mujer fallecida era natural de Huelva y tenía cinco hijos. Según agrega el Ministerio Público, a la mujer no se le conocían otros ingresos que los derivados del ejercicio de la prostitución, los cuales destinaba principalmente a su subsistencia y a adquirir las drogas tóxicas, estupefacientes y sustancias psicotrópicas a las que era adicta.
En la fecha de la comisión de los hechos, el presunto asesino sufría un cuadro depresivo y de abuso de bebidas alcohólicas con intoxicaciones etílicas agudas esporádicas, así como un trastorno cognitivo que no producía alteración alguna en la capacidad de comprender la ilicitud de sus actos, pero sí una situación de gran carga afectiva y psicológica que puede asimilarse a una alteración leve en la capacidad de su voluntad.