El Instituto Nacional de Estadística ha constatado que durante el año 2006 las mujeres cobraron 5.800 euros menos que los hombres...
El Instituto Nacional de Estadística ha constatado que durante el año 2006 las mujeres cobraron 5.800 euros menos que los hombres. Según la Encuesta de Estructura Salarial referida a ese año y dada a conocer ahora, el sueldo bruto en España era de 19.680 euros. A tenor del estudio, los trabajadores andaluces son de los que menos cobran del país, ya que está muy alejados de los madrileños (23.622 euros de media) y porque perciben 17.372 euros de salario medio bruto anual, que se quedan a más de 2.300 de la media nacional. Se acercan más los andaluces a los extremeños, que son los que sufren la más baja de todas las retribuciones con 15.570 euros. Pero si flagrante es la diferencia salarial entre las distintas comunidades, mucho más lo es cuando se comparan los sexos. La mujer española, de media, cobra 5.800 euros menos que los hombres. Esto supone cuatro meses más de sueldo para los hombres, una diferencia abismal que tiene que ser atajada para evitar que el dato siga siendo eso, un simple dato.
Aunque ancestralmente el hombre trabajaba fuera de casa para poner la comida en la mesa y la mujer cuidaba de la familia, la sociedad actual es heredera de la ruptura con ese sistema. ¿Es que sólo se están logrando avances en campos menores? Si hay más hombres ocupando puestos de responsabilidad, con sueldos más elevados, lógicamente el hombre cobrará más de media. Esto es por simple matemática. Sin embargo, otros estudios han demostrado, además, que la mujer también cobra menos por hacer la misma tarea. Antes de pretender que los sueldos de hombres y mujeres sean iguales, hay que establecer que éstos deben ser iguales cuando la tarea sea la misma. En el escenario de un comercio, propiedad de dos mujeres, con su altos sueldos asignados y con un hombre y una mujer contratados, por lógica, de media las féminas cobrarán más. Y será justo si por el mismo trabajo se remunera igual a unos y a otros. Ahora bien, la ansiada igualdad, nuevo valor supremo que rige normas, leyes y negocios, tiene que centrarse en los obstáculos que encuentran las mujeres en los trabajos. Por ejemplo, los empresarios son los principales perjudicados por los embarazos de sus trabajadoras. Otros países liberan de esta carga a los empresarios, haciendo así una efectiva política de igualdad.