El expresidente de la Generalitat Jordi Pujol ha negado este viernes que haya sido un político corrupto y haber recibido dinero a cambio de decisiones político-administrativas durante sus 23 años al frente de la institución.
Ha defendido que son años en los que el único sueldo que cobró fue el que le correspondía por el cargo que ocupaba: "No he sido un político corrupto".
En su discurso ante la Comisión de Asuntos Institucionales del Parlament (CAI), ha asegurado que no ha hay corrupción ni trato de favor en el origen de los fondos en el extranjero sin regularizar que ha tenido su familia durante 34 años, ni sobre toda su trayectoria.
"La existencia de dinero en el extranjero puede ser muy criticada pero no presupone que su origen sea ilícito. No salió del erario público", según Pujol, que ha defendido que en su etapa al frente de la Generalitat intentó establecer puentes, buscar soluciones, evitar conflictos políticos y sociales y conciliar intereses, pero sin corrupción.
"Esto lo he hecho mucho, y en conjunto estoy satisfecho. Es el trabajo de un político que gobierna, pero para este trabajo nunca he cobrado, al margen de lo que era mi sueldo", ha explicado, tras destacar que también debe explicar quién era su padre y la relación que tenía con él para dar solidez a sus argumentos.
Ha asegurado que ni la situación judicial ni la comprobación fiscal y tributaria en la que se encuentra "limitará ni condicionará" sus explicaciones ante el Parlament, y ha remarcado que, más que de herencia, debería hablarse de un dinero legado por su padre a él.
Además de exponer que las mayores recriminaciones son las que se hace a sí mismo, ha recordado los orígenes modestos de su padre, aunque, gracias a que era un hombre espabilado, se introdujo en la bolsa y pudo ganarse muy bien la vida y mantener buenas relaciones con industriales del sector del algodón, muy importante en los años 50.
Según él, los negocios que impulsó su padre le llevaron a convertirse en un hombre rico, también en 1980 cuando murió, y ha relatado que ambos mantenían una relación especial, "hasta de cierto secretismo en todo".
DEFIENDE A SU PADRE
Ha añadido que, en plena dictadura franquista, su padre consideraba demasiado arriesgado que su hijo entrara en el campo económico y político, pero que siempre le apoyó, también cuando le encarcelaron, demostrando así que era un hombre "valiente".
Sin embargo, ha mantenido que su padre quedó tocado y tuvo miedo, por lo que llegó a la conclusión que la mejor solución era mantener un dinero en el extranjero: "Lo hizo en un momento en que podía, en un momento favorable, antes de la crisis bancaria de los años 80, que afectó muy gravemente al patrimonio familiar".
Pujol ha dejado claro que no decidió introducirse en política para ganar dinero porque dinero ya tenía, y que si lo hizo era porque quería cumplir su "obsesión" de tirar adelante un proyecto para Catalunya, al que ha dedicado su vida y recursos, y por el que ha perdido mucho.
"Mi padre tuvo este dinero fuera con una mentalidad de reserva, de rincón, no para hacer negocios ni para incrementar el depósito. Lo hizo en previsión de que llegaran malos tiempos", ha aclarado el expresidente de la Generalitat, insistiendo en que su padre actuó por miedo ante las perspectivas económicas y políticas que se pudieran derivar entonces, y no por codicia.
También ha añadido que él tuvo miedo de que el proyecto político que quería para Cataluña, y que necesitaba instrumentos importantes, fracasara por falta de recursos económicos y no tuviera ayuda de origen internacional.