Una persona resultó muerta y 96 heridas al cargar hoy el Ejército tailandés contra los manifestantes antigubernamentales en varios lugares de Bangkok, donde desde ayer, domingo, rige el estado de excepción al igual que en otras cinco provincias aledañas.
La muerte de un civil, de 50 años de edad, se produjo cuando varios manifestantes dispararon con pistolas contra vecinos del barrio de Nang Lergn, próximo a la sede Gobierno, que criticaban sus acciones, indicó el ministro adjunto a la jefatura del Gobierno, Sathit Wongnongtoey, al Canal 11 de televisión
A lo largo del día, los soldados abrieron fuego en repetidas ocasiones para disolver a los grupos de manifestantes que reaparecían en varias zonas de la capital tailandesa, alentados por la última consigna del ex primer ministro Thaksin Shinawatra, su líder y quien la noche anterior, desde el exilio, llamó a los suyos a hacer la revolución.
El Gobierno anunció que ha adoptado medidas destinadas a asegurar el control de puertos y aeropuertos, para impedir la repetición de hechos como los ocurridos a finales del pasado año, cuando miles de detractores de Shinawatra ocuparon las dos terminales aeroportuarias de Bangkok durante una semana.
"El Comando de Operaciones de Emergencia utilizará todos los medios disponibles para restablecer rápidamente el orden y reabrir el tráfico para que la población pueda volver a su vida normal", dijo el jefe de las Fuerzas Armadas, Songkitti Jaggabatara, tras mantener una reunión urgente con los altos mandos castrenses y policiales.
Enviados desde la frontera con Camboya y pertrechados para el combate convencional, aunque con munición de fogueo, según aseguró el portavoz del Ejército, coronel Sansen Kaewkamnerd, los soldados fueron haciéndose lentamente con el control de la situación.
"Las tropas y la Policía han conseguido limpiar de manifestantes muchas áreas de la ciudad", dijo a los periodistas el portavoz del Gobierno, Panithan Wattayanakorn.
En un enfrentamiento ocurrido en el cruce de Din Daeng, en la parte nueva de la urbe, los "camisetas rojas", llamados así por el color de las prendas que visten, arrojaron cocteles molotov contra los militares cuando éstos efectuaron disparos y lanzaron gases lacrimógenos para dispersar a la muchedumbre.
Al menos dos autobuses del servicio metropolitano ardieron tras ser incendiados durante las protestas y muchos más fueron empleados por los manifestantes para bloquear las calles, transportar a sus correligionarios de un punto a otro de la metrópoli o estrellarlos contra las formaciones de soldados.
Entretanto, unos 10.000 partidarios de Shinawatra, depuesto en el golpe de Estado perpetrado por los militares en 2006, seguían atrincherados tras neumáticos y vallas metálicas en varias calles próximas a la sede gubernamental y atacaban con bombas incendiarias el cuartel general del Ejército, donde causaron daños de escasa importancia.
Los enfrentamientos y escaramuzas comenzaron antes de que amaneciera, a cierta distancia del epicentro de la protesta situado al lado del Palacio del Gobierno, cuando las tropas cargaron contra varios miles de activistas que bloqueaban desde el viernes una de las principales arterias de la ciudad.
El portavoz del Ejército señaló que, antes de cargar, los oficiales al mando de las tropas intentaron negociar con los cabecillas, pero la respuesta de los manifestantes fue enfilar autocares en marcha contra los soldados.
Hacia el mediodía, en un breve discurso transmitido por los canales estatales de televisión, el primer ministro, Abhisit Vejjajiva, instó a los manifestantes antigubernamentales a retirarse de las calles de Bangkok y pidió la cooperación de la población para restablecer el orden en la capital.
En su discurso, Vejjajiva señaló que entre los heridos figuraban 23 militares, cuatro de ellos por balazos recibidos en el transcurso de los enfrentamientos ocurridos el mismo día en el que la población de
Tailandia comenzaba a celebrar las festividades del Sognkran, o del Año Nuevo tradicional.
En declaraciones al canal CNN televisión desde Dubai, Shinawatra acusó al Gobierno tailandés de ocultar las muertes causadas por los soldados, que -aseguró- utilizaron munición real contra los manifestantes.
El primer ministro decretó ayer, domingo, el estado de excepción en Bangkok y en cinco provincias vecinas a la capital, al día siguiente de cancelar la celebración de la Cumbre Asiática, cuya sede fue asaltada por los "camisetas rojas" para exigir la renuncia del Ejecutivo y la disolución del Parlamento.