La subida del salario mínimo interprofesional (SMI) para este año, un 5,5 % hasta los 950 euros en 14 pagas, mantendrá previsiblemente a España en la octava posición, entre 22 países europeos, de una lista que lidera Luxemburgo con 2.071 euros y cierra Bulgaria, con 286 euros.
De acuerdo con los últimos datos de Eurostat correspondientes a 2019, e incluidos en la memoria de impacto del alza del SMI que el Gobierno aprueba el próximo martes, España lidera el nivel intermedio de la clasificación, un lugar que mantendrá tras la subida a 13.300 euros anuales en 2020, es decir 1.108 euros mensuales en 12 pagas, la forma en la que Europa compara este salario.
Así, con esos 1.108 euros España seguirá previsiblemente, a la espera de que se actualicen las evoluciones del SMI en el resto de Europa, entre Francia (con 1.521 euros en 2019) y Eslovenia (886,6 euros).
En el nivel intermedio también se enmarcan Malta (762 euros), Grecia (758,3), Portugal (700 euros), Lituania (555 euros) y Estonia (540 euros).
La clasificación la lideran siete países enmarcados en el nivel alto: Luxemburgo (2.071 euros), Irlanda (1.656 euros), Países Bajos (1.635 euros), Bélgica (1.593 euros), Alemania (1.557 euros), Reino Unido (1.524 euros) y Francia (1.521 euros).
En la parte baja se sitúan Bulgaria (286,3 euros), Letonia (430 euros), Rumanía (446 euros), Hungría (464,2 euros), Croacia (505,9 euros), República Checa (519 euros), Eslovaquia (520 euros) y Polonia (523,1 euros).
La memoria recuerda que algunos países europeos no tienen salario mínimo como Italia o Chipre -en los que actualmente está en debate su introducción- Dinamarca, Suecia, Finlandia o Austria y que Alemania lo introdujo recientemente tras un intenso debate nacional.
A mediados de enero, la Comisión Europea (CE) dio el primer paso, al abrir consulta pública sobre el tema, para que en el futuro todos los países de la Unión Europea (UE) establezcan un salario mínimo "justo".
La idea no es fijar un salario mínimo común en todos los países -de hecho, la UE no tiene competencias salariales- sino asegurar que los existentes en cada Estado permiten tener unos ingresos decentes.
Aunque la Comisión no plantea una cifra, el ahora vicepresidente de la institución Frans Timmermans propuso el año pasado que el salario mínimo fuese de al menos el 60 % del sueldo medio del país, que ahora no se alcanza en la mayoría de ellos.
En la mitad de los países, el salario medio no llega al 50 % y, en algunos -como Alemania o Luxemburgo-, no permite evitar el riesgo de pobreza, recordaba la Comisión.
En el caso de España, el compromiso del actual Gobierno es alcanzar ese 60 %, con divergencias a la hora de concretar una cifra entre los distintos agentes sociales, en 2023, y cumplir así con la Carta Social Europea.
Europa, recuerda el documento, toma como referencia del umbral de pobreza relativa el 60 % del salario mediano bruto y sitúa esa medida entre los objetivos de la Carta Social de reconocer el derecho a los trabajadores "a una remuneración suficiente" que proporcione "un nivel de vida decoroso".
A la hora de analizar cómo ha subido este salario en la última década (2009-2019), España, con una variación del 44 % (una media anual en el 4,4 %) lidera junto a Eslovenia el incremento en la parte media y alta de la tabla, aunque los mayores incrementos los arrojan los países que partían de niveles más bajos.
"Debido a las últimas subidas del SMI de los últimos años, España se sitúa en la parte alta del grupo medio de nivel del SMI en la UE, acorde con su PIB per cápita, y ha evolucionado de forma más favorable que muchos países de la UE", resume el documento del Gobierno.